Sábado, 20 de diciembre 2025, 23:28
El K-pop se ha vuelto tan popular internacionalmente que probablemente hayas oído alguna canción que pertenezca a este género musical y ni te hayas enterado. ¿Te suena ‘APT.’ de Rosé de Blackpink y Bruno Mars? La propia letra hace referencia a un juego de beber coreano. Este estilo musical nació a principios de los 90, pero la fiebre se ha extendido de la mano de los k-dramas, como ‘El Juego del Calamar’, o la película ‘Las Guerreras K-pop’, que está tan de moda entre niños y adolescentes.
Este fenómeno es una abreviatura de ‘Korean Popular Music’, es decir, música popular coreana. Aunque sus canciones se caracterizan principalmente por pertenecer al pop, este lo suelen combinar con otros géneros como hip-hop, R&B y electrónica. La música siempre va acompañada de coreografías perfectamente sincronizadas entre los miembros del grupo, que llevan además una estética visual que tiene que cumplir con unos estándares de belleza muy estrictos.
Hace unos años no era tan común escuchar K-pop en España, pero este fenómeno global se ha hecho su hueco también en Granada. Álvaro Lvna, un jienense de 27 años que reside en la ciudad, está inmerso en este mundo desde que lo descubrió en 2017. Un año más tarde comenzó a presentarse a concursos y actualmente continúa haciéndolo, aunque dar clases de baile y formar parte de un tributo musical no le deja tanto tiempo.
«Formé mi grupo entonces con mi gente de Jaén y ahora ya somos ‘viejos’ del K-pop», comenta entre risas en BBQ KORYO, un restaurante de barbacoa coreana en Camino de Ronda donde charla con IDEAL. Y es que en esta industria, los idols –como son conocidos los integrantes de las formaciones musicales– acaban su carrera a los 30 y pocos años por considerarse ya demasiado mayores. «Hay niñas de 14 años que madre mía cómo bailan. Cada día la competición es más dura, más exigente; el nivel ha escalado mucho en los siete años que llevo», manifiesta.

Álvaro Lvna, en BBQ KORYO, un restaurante coreano decorado con carteles de grupos de K-pop.
Sandra Palacios

Álvaro tiene cerca de 200.000 seguidores en TikTok y en su cuenta @alvarolvna sube vídeos bailando las coreografías de algunos de los grupos más conocidos, aunque también comparte otras grabaciones hablando de productos de belleza coreana. El joven trabaja como diseñador gráfico por las mañanas, pero los martes y jueves por la tarde da clases de baile en Armilla. «El año pasado alquilé una sala en el centro de Granada con un compañero; nos fue muy bien. Este año me contactaron desde el Ayuntamiento de Armilla y me ofrecieron un espacio gratuito y mejores condiciones».
Los fines de semana trabaja con una compañía de teatro que organiza un tributo musical de ‘Las Guerreras K-pop’ y están haciendo una gira por toda España. «Está siendo un éxito. Yo hago del protagonista, Jinu, y el recibimiento está siendo una locura, las entradas tardan solo horas en venderse», señala. Albacete, Torrevieja, Sevilla, Santiago o Bilbao son algunas de las ciudades donde tienen previsto actuar el próximo año. En Granada estarán el 24 de enero y el 22 de marzo, aunque los boletos ya están agotados.
Concursos
Estos concursos consisten principalmente en imitar el baile de una canción, buscando la perfección en cuanto a coreografía, coordinación, actitud y expresión. «Cada uno interpreta a un idol; llevamos hasta la ropa igual, todo contabiliza. Literalmente es como ‘Tu cara me suena’, pero hecho K-pop», explica Álvaro.
En la provincia se organizan diferentes concursos desde hace ya algunos años: el pasado 22 de noviembre, el Ayuntamiento de la capital celebró la final del IX Concurso GranaJoven en el Teatro Maestro Alonso de Beiro, pero también se organizan la ExpOtaku o la FicZone, entre otros. Álvaro, con su grupo ‘Ratz’, asegura haber ganado entre 10 y 15. «Los concursos de K-Pop hacen que te crees tu propio universo, por así decirlo, en el que tú tienes tu grupo, te vas presentando… Es como la vida de un idol, pero reducido a la comodidad de tu día a día», indica.
El joven organiza con el Ayuntamiento de Armilla el K-Energy, que tendrá lugar el próximo 21 de febrero de 2026 en el Teatro Municipal de la localidad. Se repartirán 2.500 euros en premios para los grupos y solistas que se presenten a la competición de baile.
Clubes en el Área Metropolitana
En La Zubia, Jose, un joven de 22 años, ha creado un club de K-pop y todos los viernes por la tarde se unen a él otras chicas para aprender juntos las coreografías de sus grupos favoritos en la Casa de la Juventud. Para ellos, este estilo musical es una forma de reconocer sus gustos y no tener miedo a compartirlos con otras personas.
Jose explica que el fandom no solo se centra en las canciones y los bailes, sino que esta fiebre se extiende mucho más allá: hay ‘photocards’ de los idols y ‘lightsticks’, es decir, palos de luz con un diseño específico para cada grupo de K-pop. Los fans los llevan a los conciertos y los encienden para iluminar el lugar; incluso, algunos permiten cambiar su color para poner el de su bias –integrante favorito–.

Jose, Irene, Marta y Edén son algunos de los jóvenes que pertenecen al club de K-pop de La Zubia.
Ariel C. Rojas

Sin embargo, el K-pop también tiene su lado ‘oscuro’ y estos chicos son conscientes de ello. «Si no cumples con los estándares, te tiran ‘hate’. Ellos –en referencia a la industria que hay detrás– quieren la típica Barbie (o Ken), que tenga un cuerpo muy delgado, cara de muñeca, sin granos, cejas superfinas…», explica Irene, una adolescente que forma parte del club. «¡Algunos piden ya hasta los ojos azules! Y se hacen blanqueamientos de piel», añade Jose.
Las exigencias tan altas y las presiones a las que se ven sometidos estos jóvenes artistas derivan en problemas de salud mental y el abandono de su carrera; algunos, como ocurrió en 2023 con Moon Bin de Astro, han llegado a suicidarse. ¿Por qué entonces a pesar de esta parte oscura continúa teniendo tanto éxito?
«Eso no quita que me guste la persona que está cantando y bailando en el escenario», responde Edén, otra de las compañeras. «A mí tampoco, porque no es culpa de ellos, es de la empresa, que los maneja. Son como marionetas», manifiesta Irene, que recuerda: «También tienen defectos, como cada persona, no son muñecos; pero igualmente me gustan».
Una alternativa a la música de rápido consumo
Aquellos que fueron adolescentes a finales de los 90 y principios de los 2000 podrán encontrar algún parecido con grupos como las Spice Girls, The Pussycat Dolls, NSYNC, los Backstreet Boys o incluso Britney Spears. «A mí empezó a interesarme el K-pop cuando el pop estaba en decadencia. Ya no sacaban vídeos con coreografías, eso se perdió, y todo empezó a centrarse en música hecha para el consumo rápido», expone Álvaro. «Entonces, un día, alguien me puso un vídeo de BTS –uno de los grupos de K-pop más famosos en el mundo– y era todo color, había coreografía, el vídeo era increíble, no solo era la canción», subraya.
Así, el K-pop ha ocupado un lugar en la industria musical que dejaron libre y, como Álvaro, otros muchos jóvenes sienten este género incluso como un estilo de vida. Y es que la fiebre por el K-pop se ha instalado y se encuentra en pleno auge, siendo Granada un lugar donde muchos lo viven. «Se organizan ‘random dance’ en mitad de las plazas. Antes se hacían también en la Catedral, pero ahora se hacen en el Palacio de Congresos. Va un montón de gente y cada uno se pone a bailar cuando sale la canción que le gusta», indica el joven.
En cuanto a esa parte ‘oscura’, Álvaro lo tiene claro: «Es verdad que hay mucha toxicidad y mucha envidia, pero yo me quedo con lo positivo, que es que fomenta el salir a la calle y no estar todo el rato en casa con el móvil; sino estar con tu gente, bailar, moverte, hablar, relacionarte, compartir gustos… Tiene cosas muy buenas también».
Además, el jienense considera que este género «es un ámbito seguro para la gente LGTBIQ y racializada». «Aquí se sienten muy acogidos, porque normalmente aquellos que consumen K-Pop son personas abiertas de mente, entonces acaban en un círculo en el que pueden ser ellos mismos», sostiene.
El vocabulario imprescindible en K-pop
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Idol. Cantante o miembro de un grupo de K-pop
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Trainee. Aprendiz que entrena antes de debutar
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Debut. Primera aparición oficial de un grupo o artista
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Comeback. Regreso de un grupo o solista al escenario con nueva música
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Fandom. Comunidad de fans
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Lightstick. Linterna oficial de un grupo
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Bias. Tu miembro favorito
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Bias wrecker. Otro integrante que también te gusta y te hace dudar con tu favorito
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Stan. Fan muy entregado
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Sasaeng. Fan obsesivo (en un aspecto negativo)
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Fanchant. Cántico sincronizado de los fans durante las actuaciones
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Concept. Estilo o tema del grupo o álbum
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MV. Videoclip musical.
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Visual. El más guapo del grupo, según los estándares de belleza coreanos
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Maknae. El integrante más joven
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Leader. El líder del grupo
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Main vocal, dancer o rapper. Aquel que destaca en canto, baile o rap
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Shippear. Imaginar relaciones entre miembros
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Aegyo. Hacer gestos adorables
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Selca. Selfie
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