Fátima del Reino Iniesta
La infección por virus respiratorio sincitial (VRS) constituye una causa relevante de enfermedad respiratoria en adultos, especialmente en personas de edad avanzada y en pacientes con comorbilidades. Aunque la mayoría de las infecciones cursan con sintomatología leve o incluso de forma asintomática, el impacto clínico del VRS adquiere especial relevancia cuando afecta a pacientes con factores de riesgo, en los que puede progresar hacia infección del tracto respiratorio inferior y desencadenar cuadros graves.
En este contexto, el diseño de la estrategia preventiva frente al VRS en adultos se apoya en las recomendaciones y documentos técnicos publicados por el Ministerio de Sanidad, que establecen los criterios de indicación de la vacunación en la población adulta con mayor riesgo clínico.
La ausencia de un tratamiento específico frente al VRS sitúa la prevención como el principal eje de actuación en adultos con mayor riesgo clínico
En la práctica clínica, el VRS se asocia de forma significativa a exacerbaciones de patologías crónicas como el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o la insuficiencia cardiaca congestiva, situaciones que condicionan un peor pronóstico y un aumento del consumo de recursos sanitarios. A ello se suma la posibilidad de coinfección con otros virus respiratorios o con bacterias, así como el desarrollo de insuficiencia respiratoria, factores que agravan el curso clínico y complican el manejo del paciente.
Impacto clínico del VRS en pacientes con comorbilidad
Desde el punto de vista terapéutico, la ausencia de un tratamiento específico frente al VRS sitúa la prevención como el principal eje de actuación. En este contexto, la estrategia de vacunación frente al VRS en adultos adquiere un papel relevante, con el objetivo de reducir hospitalizaciones y mortalidad en los grupos con mayor vulnerabilidad clínica.
La estrategia de vacunación frente al VRS en adultos tiene como objetivo prevenir hospitalizaciones y reducir la mortalidad asociada a la infección
Durante la temporada 2024-2025, la situación epidemiológica del VRS en España ha mostrado una ligera reducción de la carga de enfermedad en comparación con la temporada previa, tanto en atención primaria como en el ámbito hospitalario. No obstante, se mantiene un patrón estacional definido y una distribución por edad muy similar, lo que confirma la persistencia del VRS como un problema clínico relevante en la población adulta y refuerza la necesidad de estrategias preventivas sostenidas.
Evidencia epidemiológica y objetivos de la estrategia de vacunación
El objetivo central de la actual estrategia de vacunación frente al VRS en adultos es prevenir hospitalizaciones y reducir la mortalidad asociada a la infección en la población más vulnerable. Esta orientación responde a la evidencia disponible sobre el impacto del VRS en determinados perfiles clínicos y a la necesidad de priorizar intervenciones preventivas en pacientes con mayor riesgo de evolución desfavorable.
Las recomendaciones vigentes establecen la indicación de vacunación, a partir de los 18 años, en personas con condiciones consideradas de muy alto riesgo. Entre ellas se incluyen pacientes con cáncer hematológico en tratamiento activo o que lo hayan recibido en los seis meses previos, así como personas con errores innatos de la inmunidad o con infección por VIH avanzada. También se contempla la vacunación en pacientes sometidos a trasplante de progenitores hematopoyéticos o a terapias celulares, como CAR-T, especialmente durante los dos años posteriores al procedimiento, así como en aquellos que reciben tratamiento inmunosupresor o desarrollan enfermedad injerto contra receptor, con independencia del tiempo transcurrido.
Durante la temporada 2024-2025 se ha observado una ligera reducción de la carga de enfermedad por VRS en España, manteniéndose el patrón estacional
La estrategia incluye igualmente a pacientes en diálisis, tanto peritoneal como hemodiálisis, a personas con trasplante de órgano sólido, con especial atención al trasplante pulmonar, y a pacientes con cáncer no hematológico en tratamiento activo con quimioterapia o que hayan recibido tratamiento inmunosupresor en los últimos seis meses. A estos grupos se suman las personas institucionalizadas en residencias de mayores y de personas con discapacidad a partir de los 60 años, un colectivo con elevada prevalencia de comorbilidades y mayor riesgo de exposición y transmisión.
Las recomendaciones señalan que, en función de la evolución epidemiológica y de la nueva evidencia científica, la indicación de vacunación podría ampliarse a otros grupos de especial interés, lo que obliga a los profesionales a mantenerse actualizados ante posibles cambios en la estrategia.
Implicaciones prácticas para la indicación y administración de la vacuna
En cuanto a las opciones disponibles, en España están autorizadas actualmente tres vacunas frente al VRS, con indicaciones diferenciadas según edad y perfil de riesgo. Abrysvo cuenta con indicación en personas de 18 o más años y en mujeres embarazadas durante el tercer trimestre. mResvia está autorizada en mayores de 60 años y en adultos de entre 18 y 59 años con alto riesgo, mientras que Arexvy está indicada en personas de 60 o más años y en adultos de 50 a 59 años con condiciones de riesgo clínico.
Desde el punto de vista de la pauta, las tres vacunas se administran en una única dosis, por vía intramuscular, preferentemente en el músculo deltoides. Para optimizar el beneficio individual, la recomendación es administrar la vacuna antes del inicio de la temporada de circulación del virus, idealmente a partir de la última semana de septiembre, si bien el procedimiento concreto depende de cada comunidad autónoma.
Las vacunas frente al VRS se administran en una única dosis y alcanzan su protección óptima aproximadamente dos semanas después de la administración
La protección óptima se alcanza aproximadamente dos semanas tras la administración, un aspecto relevante a tener en cuenta en la planificación de la vacunación en pacientes con riesgo elevado. Dado que la autorización de estas vacunas es reciente, aún no se dispone de datos suficientes sobre la duración de la protección ni sobre la necesidad de dosis de recuerdo, cuestiones que continúan evaluándose en ensayos clínicos y mediante el seguimiento de las personas vacunadas.
En términos de seguridad, las vacunas frente al VRS presentan un perfil de seguridad elevado, con efectos adversos mayoritariamente leves y autolimitados. La posibilidad de coadministración con las vacunas frente a gripe y Covid-19, así como con otras vacunas del adulto, facilita su integración en la práctica clínica habitual y en la atención a pacientes con alta carga asistencial.
En conjunto, la vacunación frente al VRS se posiciona como una herramienta preventiva de interés clínico para los profesionales médicos que atienden a pacientes con elevado riesgo de complicaciones respiratorias, en un contexto en el que la prevención adquiere un papel central ante la ausencia de tratamientos específicos y la persistencia de una carga significativa de enfermedad en la población adulta vulnerable.