Cuando las luces de colores comienzan a invadir los aparadores de la ciudad y cada pequeño espacio salvaguarda un pino de Navidad, Mónica no piensa en la cena caliente, ni en los brillosos papeles que envuelven magníficos regalos; tampoco pasa por su mente la risa de sus seres queridos. Lamentablemente, Mónica sólo piensa en el estrés que le dan las expectativas no cumplidas, los comentarios pasivo-agresivos provenientes de sus familiares, la obligación de comprar, organizar, ceder y brindar disponibilidad que no se siente capaz de ofrecer. 

“A veces es mucha la frustración, te sientes obligada a responder, aunque sean cosas que te incomodan o te lastiman. Hay mucha agresividad disfrazada de curiosidad, y eso aumenta las ganas de querer aislarse, no estar presente para evitar peleas y conflictos”, respondió Mónica a la pregunta sobre sus sentimientos en las fiestas decembrinas.

Saúl Ramírez de los Santos, especialista en psicoterapia breve y Jefe del Departamento de Psicología Básica del Centro Universitario de Ciencias de Salud (CUCS), indicó que durante la temporada navideña es común el aumento de diversos trastornos psicológicos. 

“Personas que ya no están con nosotros o que no pudieron asistir a las celebraciones; expectativas no cumplidas durante el año; la obligación de tener que convivir, organizar y gastar en regalos, son algunos factores que propician el aumento del estrés, la ansiedad y la depresión en muchas personas; por lo tanto, establecer límites puede ser la manera más sencilla de procurar el autocuidado”, agregó.

Según explicó Ramírez, los límites son “decisiones claras sobre hasta dónde sí y hasta dónde no estamos disponibles en tiempo, energía, dinero y atención. No son ni castigos ni muestras de frialdad, deben entenderse como una forma organizada de cuidar nuestro bienestar y la calidad de nuestras relaciones”.

“Los límites sirven para cuidar nuestra salud integral y nuestro bienestar –abundó–. Es decir, para poder identificar cómo me siento, cómo siento las emociones en mi cuerpo y cómo se expresan. Poner límites adecuados, bien estructurados, sirve para prevenir el agotamiento, la irritación o la culpa. También sirven para proteger esos vínculos importantes al evitar que la convivencia se llene de tensiones y que esto se vaya acumulando. Podemos decir, entonces, que poner límites sería una forma de autocuidado responsable y, al mismo tiempo, una muestra de respeto hacia los demás”.

Para poder aplicar dichos límites es necesaria también una comunicación asertiva y otros componentes que ayuden a la autorregulación de las personas. Para explicarlo mejor, el médico compartió lo siguiente:

“Por ejemplo, en una invitación podríamos comentar: ‘Muchas gracias por invitarme. Este año he tenido días muy cargados. Voy a acompañarlos sólo un rato y me retiraré a las diez para descansar’. Ante comentarios incómodos que en estas fiestas nos pueden hacer, nosotros podemos responder: ‘Sé que lo dicen con cariño, pero cuando hacen comentarios sobre mi cuerpo me siento incómodo. Les agradecería mucho que hoy dejemos ese tema fuera’. Otro ejemplo para los gastos: ‘Este año quiero cuidar mejor mis finanzas o hay que cuidar mejor las finanzas. Así que podemos hacer regalos más sencillos’. De esta manera se establecen límites sanos, asertivos y sin necesidad de ser frío o ser interpretado como una persona grosera”, subrayó. 

Entre otros tips de autocuidado, recomienda: establecer horarios y ejercicios que favorezcan una convivencia sana; acompañar de manera individual a personas que nos brinden calma y tranquilidad; realizar juegos o actividades que propicien una convivencia armoniosa; evitar ridiculizar o atacar, priorizar nuestro descanso y expresar lo que sentimos sin miedo ni preocupación.

“Para algunas personas esta temporada no es sinónimo de fiesta; sin embargo, es muy importante que entre nosotros aprendamos a decir que ‘no’ y a establecer límites, procurando nuestro bienestar físico y emocional», comentó Ramírez. «Y si los problemas persisten, es necesario saber que no se encuentran solas y que hay muchas maneras de pedir ayuda; están la línea de la vida, del SALME y el Departamento de Psicología Básica del CUCS, donde tenemos talleres virtuales y presenciales para todos los interesados”. 


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