Karim Benzema no celebró su 38 cumpleaños con un reloj exclusivo ni con uno de esos coches de colección que suelen poblar los garajes de las grandes estrellas del fútbol. Esta vez, el delantero francés decidió marcar la fecha con algo mucho menos previsible … y, probablemente, más duradero: una obra de Pablo Picasso.
El propio futbolista fue quien desveló la noticia a través de sus redes sociales. En la imagen, aparece posando frente a un lienzo que no necesita presentación, acompañado de un mensaje tan breve como significativo: «Welcome home». Una declaración que confirma que la pieza ya forma parte de su vida cotidiana y que, lejos de ser una compra impulsiva, tiene un componente emocional evidente.
La obra en cuestión es Portrait d’Homme Barbu, realizada en 1964, una etapa clave dentro de la producción tardía del pintor malagueño. Un periodo marcado por la libertad absoluta del gesto, la síntesis formal y una energía creativa que desafiaba cualquier norma académica.
Un retrato que mira al propio Picasso
El cuadro representa a un hombre barbudo vestido con una camiseta marinera de rayas, un detalle nada casual. Picasso solía vestir este tipo de prendas en su día a día y las incorporó de manera recurrente a sus retratos masculinos de los años sesenta. Para muchos historiadores del arte, estas figuras funcionan como alter egos del propio artista, una forma de autorrepresentarse sin recurrir al retrato literal.
Con apenas unos trazos —una línea negra como boca, dos círculos apenas insinuados como ojos y un único gesto que une ceja y nariz—, Picasso construye un personaje cargado de fuerza expresiva. Negro, amarillo, rojo y verde se combinan en un ejercicio de síntesis que demuestra que, incluso en su última etapa, el artista seguía explorando nuevas formas de decirlo todo con muy poco.
No deja de resultar llamativo que Benzema haya elegido precisamente un retrato barbudo, un rasgo que el futbolista ha convertido en parte inseparable de su imagen en los últimos años.
Una adquisición rodeada de discreción
Aunque no se ha hecho pública la cifra que habría pagado por la obra, sí se sabe que el cuadro estaba expuesto en la Helly Nahmad Gallery de Nueva York, una de las galerías más influyentes del mercado internacional. Ubicada en Madison Avenue, está especializada en grandes nombres del cubismo y el impresionismo y es habitual punto de encuentro para coleccionistas de primer nivel.
El silencio en torno al precio no impide realizar estimaciones. Obras similares de Picasso fechadas en 1964 se han movido en subastas entre el medio millón y el millón de euros. Un rango que, en el contexto del mercado del arte, resulta coherente para una pieza de estas características y procedencia.
Para Benzema, que desde 2023 juega en el Al-Ittihad saudí y percibe uno de los salarios más altos del fútbol mundial, la operación no supone un esfuerzo económico, pero sí una clara toma de posición: apostar por el arte como valor cultural y patrimonial.