Anualmente, se contabilizan dos millones de muertes fetales en todo el mundo. La muerte fetal intrauterina inexplicable puede ocurrir debido al envejecimiento prematuro de la placenta, una teoría sobre la que han investigado científicos de la Universidad Flinders (Australia). El estudio, publicado en el ‘American Journal of Obstetrics and Gynecology’, sugiere …
Anualmente, se contabilizan dos millones de muertes fetales en todo el mundo. La muerte fetal intrauterina inexplicable puede ocurrir debido al envejecimiento prematuro de la placenta, una teoría sobre la que han investigado científicos de la Universidad Flinders (Australia). El estudio, publicado en el ‘American Journal of Obstetrics and Gynecology’, sugiere que la placenta podría envejecer demasiado rápido durante el embarazo, comprometiendo su capacidad para nutrir al bebé y aumentando el riesgo de muerte fetal.
El núcleo de la cuestión se encuentra, según los autores de este estudio, en las moléculas llamadas ARN circulares, que normalmente se acumulan en el tejido envejecido, y, en concreto, en la placenta mucho antes de lo esperado, sobre todo, en casos de muerte fetal. Estas moléculas se unen al ADN, provocando roturas y desencadenando el envejecimiento celular. Este envejecimiento prematuro reduce la capacidad de la placenta para sustentar al bebé en crecimiento.
«Nuestros hallazgos muestran que la placenta en los casos de muerte fetal parece biológicamente mucho más vieja de lo que debería para su edad gestacional», según la autora principal, la Dra. Anya Arthurs, del Instituto de Investigación Médica y de Salud Flinders. «Vimos señales claras de que la placenta estaba envejeciendo demasiado pronto, incluido ADN dañado y estructuras celulares desgastadas, junto con altos niveles de ARN circular».
Implicaciones
Cuando se redujo una de estas moléculas en las células placentarias, el daño se ralentizó y se retrasó el envejecimiento, lo que demuestra, según los investigadores, que estas moléculas no son solo espectadores, sino impulsores activos del proceso.
Uno de los hallazgos más significativos, según destaca la Dra. Arthurs, es que «algunos de estos ARN circulares pueden medirse en la sangre materna incluso entre las 15 y 16 semanas de embarazo».
Los autores consideran importante destacar que las implicaciones van más allá de la muerte fetal intrauterina. Los ARN circulares se han vinculado al envejecimiento en otros tejidos y enfermedades, incluido el Alzheimer. Comprender su papel en el embarazo podría brindar información más amplia sobre cómo el envejecimiento afecta la salud.
«Cada muerte fetal es devastadora, pero si podemos identificar el riesgo a tiempo e intervenir, tenemos el potencial de salvar vidas y evitarles a las familias un dolor inimaginable», según señaló, al respecto, la prof. Claire Roberts, autora principal y experta en investigación sobre el embarazo.
El equipo de investigación está trabajando, además, para validar estos hallazgos en poblaciones grandes y diversas y desarrollar herramientas de detección prácticas.
«Nuestro objetivo final es la prevención. Al comprender la biología del envejecimiento placentario, podemos acercarnos a la predicción y prevención de la muerte fetal intrauterina, brindando a los bebés la mejor oportunidad de vida posible», concluyó la Dra. Arthurs.