En su peor momento, Pedro Sánchez adopta una posición defensiva. Las remodelaciones de Gobierno dejaron de concebirse como un revulsivo hace tiempo en el Palacio de La Moncloa. Por ello, cuando surge una vacante, el presidente se limita a cubrirla con el menor impacto … posible y si algo demuestra el último cambio que ha acometido es una estrategia de control de daños. Sánchez opta por rodearse de afines, se blinda con su equipo de fieles y huye de experimentos o fichajes estrella. «Ya solo puede recurrir a los suyos», explica un dirigente socialista, con cierto aire de reproche. «¿Quién va a querer entrar en el Gobierno en estas condiciones?», se pregunta otro.

La sensación es que la chistera se ha secado. No hay magia, no hay conejos ni sorpresas. En parte, según reconocen fuentes gubernamentales, porque la Portavocía es una empresa de alto riesgo y no se quiere «achicharrar» a nadie con cierta proyección. Así se explica que, esta vez, no se haya optado por colocar a ningún ministro con candidatura electoral en ciernes -como Diana Morant u Óscar López- ni tampoco a un perfil de futuro que acabe sacrificado en el altar de la mesa del Consejo de Ministros cada martes. «Hay que preservar a la gente con recorrido para la renovación del partido cuando toque», señalan.

El nombramiento de Elma Saiz ha sorprendido en algunos sectores del PSOE. El puesto de portavoz adquiere una especial relevancia en el momento actual de la legislatura. Entrada ya la segunda fase del presente mandato, Sánchez necesita un perfil con colmillo político para liderar las comparecencias semanales, que se han convertido en un foro para atacar a la oposición y a los gobiernos autonómicos del PP, quedando la gestión del Gobierno en un segundo plano.

El presidente no arriesga, otorga galones a una ministra bregada en la disputa con Vox por el discurso antiinmigración y encargada de cuidar al principal nicho de votantes socialistas: los pensionistas. El presidente ha optado por proyectar continuidad a entregarse al golpe de efecto que le piden algunos de sus socios. Es más, desde partidos como ERC o Sumar se criticó los perfiles elegidos y la falta de ambición y autocrítica. Sánchez evitó cualquier mención a la situación de máxima debilidad que le cerca: tras la debacle en Extremadura y los escándalos de corrupción y acoso sexual en el PSOE.

Para asumir la cartera de Educación y Deporte, Sánchez también tira de la cantera de fieles, de su delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, Milagros Tolón. Las dos mujeres elegidas por Sánchez encierran un mensaje en sí mismas. El presidente hace una reivindicación de Navarra, en pleno escándalo de Santos Cerdán con una persona que escaló hasta el Gobierno apadrinada por el exsecretario de Organización, reforzando la influencia de Saiz en el Consejo de Ministros, donde hasta ahora había ostentado un papel secundario.

«¿Quién va a querer entrar en el Gobierno en estas condiciones?», se pregunta un cargo socialista

En el caso de Tolón, la lectura inmediata tiene una clave orgánica, dentro del propio PSOE. La exalcaldesa de Toledo es uno de los puntales de la corriente crítica a Emiliano García-Page y Sánchez ya maniobró en 2023 para que fuera cabeza de lista de las generales en Toledo, pero tuvo que rectificar ante la rebelión del partido en Castilla-La Mancha. El jefe del Ejecutivo se prepara para resistir en Moncloa y sigue solidificando su núcleo duro para ‘el día después’.

Ignora a Sumar

Los cambios, obligados por la salida de Alegría, se producen, además, tras el enfrentamiento con el socio minoritario de la coalición. La vicepresidenta segunda exigió a Sánchez que promoviera una «remodelación profunda» del Gobierno para tratar de remontar el vuelo después de verse asolados por una ola de escándalos de corrupción, aderezada por la polémica de casos de acoso sexual en el seno del PSOE. Si Sánchez y el resto del Consejo de Ministros ya ignoraron la reclamación de sus aliados en días precedentes, la materialización del movimiento que, como estaba previsto, se limitó a hacer un relevo «quirúrgico», volvió a dejar en evidencia a Sumar.

Fuentes del partido aseguran, en privado, que Sánchez acabará por promover una reforma en profundidad de su Gabinete para encarar lo que queda de legislatura si, como pretende, su objetivo es llegar a 2027. Pero en Moncloa siguen ralentizando las urgencias del ala minoritaria. Se ha pedido «margen» hasta después del descanso navideño para retomar el rumbo y, de paso, se da también un periodo de adaptación a Tolón para que se vaya haciendo con las dinámicas de su cartera. Por su parte, Saiz se estrenará este mismo martes en la última rueda de prensa del año tras el Consejo de Ministros.