Son por el momento, dos de las grandes decepciones del madridismo en la primera mitad de la temporada 2025/26. De hecho, el pulso que mantienen Xabi Alonso y Vinicius Junior y que se ha convertido en un desagradable culebrón para los despachos de Concha Espina, simboliza a la perfección la triste imagen ofrecida hasta el momento por el Real Madrid. El gigante blanco no ha perdido nada, de hecho tiene todo en su mano para ganarlo todo. Y, sin embargo, el Santiago Bernabéu emana un ambiente crispado. En el palco, en la grada, en las cabinas de prensa y, también, en el banquillo y en el terreno de juego.

Posiblemente, lo que más crispa al madridismo es que no sabe en qué bando alinearse, pues en el fondo considera que ambos tienen su parte de culpa. Xabi Alonso llegaba para darle una vuelta al proyecto deportivo instaurando un estilo, una forma de jugar y de gestionar más moderna que funcionó en el Leverkusen y que debía devolver a la senda de los títulos al club. Se clasifgicó por los pelos en la Copa, está a cuatro punto del Barça en LaLiga y no arrasa en al Champions.

En manos de Courtois y Mbappé

El técnico vasco se vio obligado a coger el equipo en el Mundial de Clubes y el papel más que discreto del equipo sembró las primeras dudas en torno a su figura. Xabi habló de ‘la herencia recibida’ y que el momento de la verdad llegaría en el curso 2025/26. Pues bien, Alonso entrará en el 2026 salvado por la campana; cuestionado por sus métodos, que sublevan a la plantilla, y por el nivel de juego, que han provocado más de una protesta en Chamartín.

Por ahora, únicamente han funcionado al nivel esperado el incombustible Courtois y Mbappé, cuyos éxitos coinciden con la depresión del equipo haciendo buenas, una vez más, las palabras de Luis Enrique Martínez durante su etapa en el PSG.

Bellingham no consigue el rendimiento de su primer año, Valverde discutió tener que jugar de lateral, la reconversión de Güller no da para tener el conductor de juego que deseaba el técnico vasco… y después está el caso de Vinicius.

El terremoto en la cúspide

La tormenta desatada por el brasileño, precisamente en la única jornada gloriosa del madridismo en este curso, el 2-1 en el clásico ante el Barça, desató una crisis que no se cierra. La sensación de que la cúpula del club se posicionaba -una vez más- del lado de las estrellas casi dejó colgado de la brocha al técnico vasco. Tras las derrotas ante el Celta (0-2) y sobre todo ante el Manchester City (1-2), Alonso tenía un pie fuera, irritando además al entorno blanco al secundar la ‘bofetada’ de Pep Guardiola.

Salvó Xabi los ‘match ball’ frente a Alavés (1-2), Talavera (2-3) y Sevilla (2-0), para abrir el 2026 contra un Betis en gran forma (4 de enero) antes de afrontar el auténtico test frente al Atlético (8 de enero) en las semifinales de la Supercopa de España, con una posible final frente al Barça tres días después.

Vinicius, señalado en el Bernabéu

Y, pese a todo, la jugada no se salió redonda a Vinicius pues la afición le ha tomado la matrícula. Con sus arrebatos contra Xabi Alonso apenas logra esconder su disgusto porque Florentino no le trata -ni le paga- como a Mbappé.

Las risas en Talavera y sus desplantes anteriores tampoco tapan sus estadísticas. Mientras Mbappé igualaba la marca anual de Cristiano Ronaldo de 59 goles, Vini se quedó en 13 dianas en sus 61 partidos disputados, encadenando nada menos que 14 partidos sin ver portería.

Ya lo dijo su entrenador cuando le preguntaron por los pitos: «El público es soberano», y dictará sentencia para ambos, aunque es obvio que estar sentado en el banquillo es más peligroso que correr por el terreno de juego…