La enfermedad del legionario ha vuelto a ser noticia en Estados Unidos tras un reciente brote en Nueva York que ya ha dejado tres personas fallecidas y 67 enfermos, según el reporte más actualizado.

Aunque no se trata de una afección nueva, su aparición reciente en zonas urbanas densamente pobladas como Harlem, en Manhattan, ha despertado la atención de autoridades sanitarias y de la población general.

¿Qué es exactamente esta enfermedad?

La enfermedad del legionario es una forma grave de neumonía causada por la bacteria Legionella pneumophila.

Esta bacteria afecta principalmente los pulmones y puede provocar complicaciones respiratorias severas si no se trata a tiempo.

Aunque suele confundirse con una gripe fuerte en sus primeras manifestaciones, su progresión puede ser fulminante.

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas, según han dado a conocer en un informe los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), incluyen:

-Fiebre alta.

-Tos persistente.

-Dolor de cabeza.

-Dolores musculares.

-Fatiga y dificultad para respirar.

-En algunos casos: diarrea, náuseas o confusión.

Los síntomas suelen aparecer entre dos y catorce días después de la exposición a la bacteria, aunque en ocasiones pueden tardar más.

El brote en Harlem: Tres muertos y más de 60 infectados

El brote más reciente se concentra en el barrio de Harlem, en Nueva York, donde el Departamento de Salud ha confirmado la presencia de la bacteria en al menos 11 torres de enfriamiento.

Estas estructuras, que forman parte de los sistemas centralizados de refrigeración de grandes edificios, son un entorno ideal para el desarrollo de Legionella si no se limpian adecuadamente.

La mayoría de los casos se concentran en los códigos postales 10027, 10030, 10035, 10037 y 10039.

El Departamento de Salud ordenó iniciar tareas de remediación inmediata en las torres afectadas.

¿Cómo se contagia la enfermedad del legionario?

A diferencia de otras infecciones respiratorias, la enfermedad del legionario no se transmite de persona a persona.

El contagio ocurre cuando una persona inhala pequeñas gotas de agua contaminadas con la bacteria.

Las fuentes más comunes incluyen:

-Torres de enfriamiento en edificios grandes.

-Jacuzzis o spas mal desinfectados.

-Humidificadores y grifos.

-Fuentes decorativas con agua estancada.

-Sistemas de plomería extensos o con escaso mantenimiento.

“Las personas se contagian al inhalar vapor o gotas microscópicas de agua contaminada”, destacan los CDC.

También se han reportado casos de infección en bebés nacidos en partos acuáticos o en pacientes hospitalizados que ingirieron agua contaminada.

El papel del aire acondicionado y los riesgos del verano

El brote de Nueva York ha reavivado la preocupación por la relación entre la enfermedad y los sistemas de aire acondicionado.

Sin embargo, los expertos han sido claros: “los aires acondicionados domésticos o de vehículos no representan un peligro, ya que no utilizan agua para enfriar el aire”.

El verdadero riesgo está en los sistemas de enfriamiento centralizados que sí emplean agua, especialmente si no se limpian con regularidad.

Además, el verano crea un escenario ideal para la proliferación de la Legionella, ya que la bacteria se desarrolla en ambientes cálidos y húmedos, entre los 25 °C y los 45 °C.

El uso intensivo de sistemas de refrigeración en estos meses y la acumulación de agua estancada agravan el problema.

¿Quiénes corren más peligro?

Aunque no todas las personas expuestas desarrollan la enfermedad, algunos grupos presentan mayor vulnerabilidad:

-Personas mayores de 50 años.

-Fumadores o exfumadores.

-Pacientes con enfermedades pulmonares crónicas.

-Personas inmunodeprimidas o en tratamiento con quimioterapia.

-Pacientes con diabetes, cáncer, insuficiencia renal o hepática.

-La enfermedad rara vez afecta a niños, y cuando lo hace, generalmente es de forma leve.

Diagnóstico y tratamiento

El tratamiento de la enfermedad del legionario requiere antibióticos adecuados y detección temprana.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), si no se trata, la infección tiende a empeorar durante la primera semana, pudiendo derivar en insuficiencia respiratoria, shock o fallo multiorgánico.

Por eso, los expertos insisten en no subestimar los síntomas y en acudir de inmediato a un centro de salud si se presenta fiebre alta, tos o fatiga inusual, especialmente en los grupos de riesgo.

Prevención: ¿Cómo evitar nuevos brotes?

La prevención depende principalmente del mantenimiento adecuado de los sistemas hídricos en edificios e instalaciones públicas. Las autoridades sanitarias recomiendan:

-Limpiar y desinfectar regularmente torres de enfriamiento.

-Mantener niveles adecuados de cloro en piscinas y jacuzzis.

-Enjuagar semanalmente los grifos que no se usen frecuentemente.

-Drenar mangueras de jardín.

-Limpiar filtros de agua y revisar calentadores dos veces al año

“El objetivo es reducir el riesgo de multiplicación de las bacterias Legionella y su propagación”, recuerdan los CDC.

Aunque el brote reciente en Nueva York ha devuelto a la enfermedad del legionario a los titulares, no se trata de un fenómeno nuevo.

Ya en el pasado ha causado brotes importantes, y las condiciones que facilitan su aparición siguen presentes: mantenimiento deficiente, altas temperaturas y sistemas complejos de agua.