Los colegios en la arquitectura moderna: cuando el diseño de vanguardia va a clase
Los ojos saltones de la fachada del Colegio Reggio, en Madrid, ya son un icono de la arquitectura moderna. Además, su filosofía —el espacio también educa— supone toda una revolución, porque la arquitectura de la mayoría de los colegios suele estar enfocada a la vigilancia y a la homogeneización. En el caso del colegio Reggio, el diseño está pensado para que los niños desarrollen su propia manera de acceder al mundo. Por ejemplo, la biblioteca se abre a través de grandes arcos que se prolongan hasta el jardín. De esta forma, en lugar del uso exclusivamente deportivo de los patios tradicionales, los niños también pueden leer, pintar o fomentar otras inquietudes creativas.
La escuela de Bauhaus en Dessau presenta volúmenes asimétricos interconectados, con fachadas de vidrio que integran interior y exterior, y niegan la frontalidad tradicional.© Cortesía de Taschen
Fernando Higueras proyectó el ‘Colegio Estudio’ en los 60, una joya de nuestra arquitectura que todavía hinca codos.© Cortesía Museo ICO
Grandes arquitectos como Le Corbusier (el Lycée Le Corbusier, en Briey-en-Forêt) o Walter Gropius con la Escuela de la Bauhausn (1926), en Dessau, son referentes de alguna manera de esta arquitectura educativa. En el caso de Gropius, lo destacable fue la funcionalidad extrema y conexión entre aula, taller y laboratorio. Otro referente es Josep Lluís Sert con las Escuelas Nacionales de la Carrerada (1934) en Palau-Solità i Plegamans, Barcelona, proyecto clave de la vanguardia de los años 30 que buscaba integrar la educación con la naturaleza y la funcionalidad moderna.
Y más reciente es el Colegio Estudio (1964), de Fernando Higueras. “En lugar de cajitas de cristal haré un colegio que no esté de moda porque lo que está de moda se pasa”, explicó. Higueras proyectó una estructura de hormigón visto tanto en el exterior como en el interior. El diseño refleja claramente la idea de que el espacio también educa. Por ejemplo, las aulas no estaban diseñadas como espacios rígidos y uniformes. En el Colegio Estudio, se buscaba que los niños pudieran moverse, elegir dónde estudiar o jugar, y participar activamente en su entorno. Esto fomenta autonomía, responsabilidad y participación.
Los colegios Reggio fueron creados tras la Segunda Guerra Mundial por el pedagogo Loris Malaguzzi al norte de Italia. El método educativo se basa en la experimentación como forma de ruptura con la educación tradicional.José Hevia
Pero volvamos a la actualidad. Diseñado por Andrés Jaque, de Office for Political Innovation, y situado en El Encinar de los Reyes, Madrid, el colegio Reggio es pura innovación. Su estructura vertical y apilada minimiza el impacto sobre los cimientos del terreno y otorga a la escuela una sensación de ligereza que sorprende desde cualquier ángulo.
“Los edificios son fragmentos de realidad, no simples contenedores. Son ensamblajes en sí mismos”, afirma Andrés Jaque. Así, el colegio Reggio se concibe como una proyección del futuro, ofreciendo a los alumnos espacios y oportunidades para enfrentar nuevos desafíos. Entre ellos, destaca un área de debate y discusión diseñada como un pequeño parlamento infantil.