Bob Esponja y Patricio, los maeshtros de la voz shibilante (y de tantas otras cosas) de Mariano Rajoy, vuelven a la gran pantalla a soplarpompasshh con sus animaladas sintácticas y gramaticales. Su cuarta aventura en el largometraje, primera desde la muerte de su creador Stephen Hillenburg, es la más lograda a nivel de animación.
La complejidad se refleja en la abundancia de técnicas y personajes, que alcanza su cénit en el nada velado homenaje a los esqueletos de Harry Harryhausen en Jasón y los argonautas (Chaffey, 1963).
Partiendo de la leyenda del Holandés Errante, matizada aquí con el ansia de Bob por convertirse en «un tío grande», el filme se convierte en un festival de easter eggs (tal vez sería mejor hablar de «ladrillos de la suerte») que se suceden a un ritmo más de TikTok que de cine, que requiere de la misma «fortaleza intestinal» de la que hace gala su héroe para no marearse.
Aun así, la apología de la ingenuidad y de la renuncia al mundo adulto de sus «cabezas de percebes» protagonistas son un bufé libre de cangreburgers aderezadas con salsa tártara para los fans. Porque además, de verdad, una película en la que suena Holiday in Cambodia de los Dead Kennedys nunca puede ser mala.
Título ‘Bob Esponja: Una aventura pirata’
- Director
Derek Drymon
- Género
Animación
- País
EEUU
- Sinopsis
Desesperado por demostrar que es un tío grande, Bob Esponja decide demostrar su valentía ante el señor Cangrejo siguiendo al Holandés Errante, el misterioso legendario pirata fantasma. Así comienza una aventura marítima que lo lleva a las profundidades más remotas del océano, donde ninguna esponja ha llegado jamás.
- Guión
Derek Drymon
- Duración
95 min
- Distribuidora
Paramount
- Reparto
- Estreno
25 de diciembre
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Reparto:
Animación
