José Pablo López, presidente de Radiotelevisión Española, puede estar satisfecho con el resultado que obtendrá La 1 en 2025. A falta de una semana para cerrar el año, la audiencia media anual de la primera cadena rondará el 11% de share, lo que implicará una subida de medio punto con respecto al año anterior y de 1,3 sobre 2023.
No hace tanto, en 2021, esta cadena finalizaba con el 8,8% y declaraba el peor ejercicio de su historia. La situación es mucho mejor.
El actual equipo directivo de la corporación ha acertado con varias de sus decisiones y ha sabido aprovechar para crecer el momento especialmente sensible de las cadenas privadas, afectadas por dos monstruos que han llenado su futuro de incertidumbre, como son la drástica caída del consumo de televisión y el paulatino descenso de la inversión publicitaria, que, en realidad, es una consecuencia de lo primero.
El Gobierno de Pedro Sánchez ha garantizado durante los últimos ejercicios un presupuesto superior a los 1.200 millones de euros a la corporación, lo que le ha permitido mantener su competitividad y su capacidad de gasto en un momento de dudas para el resto del sector.
La pasión, según Gonzalo Miró
Lo que sucede es que la última etapa de RTVE ha estado salpicada por múltiples polémicas, relacionadas con los contenidos de sus programas de info-entretenimiento. Es decir, los que presentan Javier Ruiz, Marta Flich, Gonzalo Miró y Jesús Cintora.
No habían pasado unas semanas desde que la televisión pública contratara a los antiguos socios de La Fábrica de la Tele (La Osa Producciones) para realizar Directo al grano, cuando Miró pronunció la siguiente frase sobre Carlos Mazón y su comida con Maribel Villaplana en el restaurante El Ventorro el día de la dana, en octubre de 2024. “De momento no sabemos que pasó en esa comida tan larga. No sabemos si estaba despierto, estaba dormido, si tenía los pantalones puestos o quitados o cuál era su tasa de alcohol en sangre”.
El Consejo de Informativos de TVE arremetió contra este discurso y lo calificó de mala praxis. «Es inaceptable que un presentador, que no debe dar opinión, lo haga con supuestos hechos no documentados, sin ningún fundamento ni prueba. Por tanto, con información no veraz. Aunque Gonzalo Miró sea personal externo a RTVE y contratado por una productora, debe cumplir con nuestra normativa», expuso.
Y añadió: “La Dirección no ha rectificado estas declaraciones y tampoco ha respondido a nuestros requerimientos».
Audiencia estable
Este género del infotainment, que mezcla información con opinión, ha ayudado a López a estabilizar la audiencia de La 1 en tramos donde se hundía, hasta el punto que actualmente hay franjas del día en las que no desciende por debajo de la barrera psicológica del 10%.
Pero el elevado nivel de crítica a la oposición y la exposición constante de los temas que forman parte de la agenda del PSOE y del Gobierno han provocado múltiples reacciones airadas, tanto por la actitud de los presentadores como de los contertulios.
A Ruiz le señalaron por difundir la noticia falsa que explicaba el falso deseo de un capitán de la UCO de situar una bomba lapa debajo del coche del presidente del Gobierno. Cabe recordar que la conversación que sostenía esa noticia –revelada por El Plural– procedía de un chat entre el citado Guardia Civil y un confidente que había sido manipulado, dado que, en su versión original, ilustraba sobre el miedo de su protagonista a sufrir alguna represalia como consecuencia de sus investigaciones.
La colaboradora de ese programa, Sarah Pérez Santaolalla, afirmó en una intervención en ese programa: «Hay que ser muy idiota o tener muy poca información para seguir creyéndote al Partido Popular o a Vox«. Aquello sucedió en agosto. Voces de los dos partidos exigieron que se tomaran medidas contra la contertulia, pero desde RTVE afirmaron que había matizado sus palabras en una intervención posterior, en el programa de Cintora.
Unas semanas después, el Consejo de Administración de la corporación emitió un comunicado –con los votos en contra de los 4 vocales designados por el PP– en el que defendió a Pérez Sanraolalla y a Laura Arroyo ante los insultos y descalificaciones que habían sufrido en las fechas previas. Arroyo, por cierto, trabaja en Canal Red, la empresa de Pablo Iglesias, que cuenta con varias sillas en las tertulias de RTVE, incluida la que ocupa Iglesias de forma periódica.
La ‘denuncia’ a Adolfo Suarez
Estos son sólo algunos ejemplos de todos los que se han producido durante los últimos meses, relacionados con contenidos de dudosa imparcialidad y veracidad. Se podrían sumar otros, como el que tiene que ver con el testimonio de una ciudadana, de nombre Ariadna, presentado contra Adolfo Suárez; o aquella conexión en directo, de Javier Ruiz, en la que presentó como “sanitaria” a una auxiliar y liberada sindical de un hospital de Sevilla, en un contexto de fuerte crítica a la gestión por parte del Gobierno de Juan Manuel Moreno.
Entre enero y octubre, Mañaneros costó más de 9 millones de euros, al igual que Malas Lenguas. El primero lo produce La Cometa TV, mientras que el segundo, Big Bang Media, de Mediapro. El presupuesto de Directo al grano ha ascendido a 3,7 millones.
RTVE celebrará este miércoles una nueva edición de Telepasión y lo podrá hacer con el orgullo de haber logrado su mejor audiencia desde 2012, aunque con el buzón de críticas abarrotado.
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