Suben las temperaturas en una nueva ola de calor y, con cada grado, aumentan los crímenes que más nos gustan, los literarios. En una temporada algo atípica, no habrá novela de Donna Leon ni de Michael Connelly, que publicó en noviembre La Espera (AdN). De los clásicos del género, solo John Connolly, el más puntual del verano, da por inaugurada la temporada estival.

Aunque títulos como Olvidadas, de Bernard Minier; La tumba veloz, de Robert Galbraith; A la vista de todos, de Teresa Cardona; La ira de los humillados, de Petros Márkaris; Cualquiera puede morir en junio, de Alan Parks, o El misterio Hannah Larsson, de Alexandre Escrivà, pueblan las listas de novedades, las tendencias, no obstante, empiezan a cambiar.

Del gélido ambiente nórdico, tan de moda en años precedentes, el noir internacional oscila en los últimos tiempos al cálido verano asiático, en el que encontramos nombres como Riku Onda, Monika Kim, Bora Chung o el enigmático autor japonés Uketsu.

Joan Fontcuberta: de la serie 'Viajes extraordinarios', 2024. En la exposición 'Mirabilia', Naves de Gamazo, Fundación Enaire, Santander

True crimes ‘ficiticos’, personajes sin recuerdos, casas misteriosas, un ambiente gótico y elementos más propios del terror que del género negro invaden las nuevas intrigas que dejarán en el recuerdo del lector un verano de muerte.

Intrigas góticas

Saldemos primero un impulso muy de esta época, el de viajar. “Desde el mar, la isla no parecía gran cosa. Una roca llana recubierta de arbustos en medio de la bahía. Apenas una isla, se diría, más bien la idea de una”. Salamandra reedita una de las mejores obras de Dennis Lehane y nos da con ella una nueva oportunidad para realizar un viaje de ensueño a Shutter Island, la novela que Martin Scorsese llevó a la gran pantalla en 2010 protagonizada por Leonardo DiCaprio, Mark Ruffalo, Ben Kingsley, Michelle William y Jackie Earle Haley.

Ambientada en un islote situado frente a la costa de su adorada Boston, esta intriga atmosférica y psicológica, con rasgos de novela gótica, sitúa la acción en septiembre de 1954, en un hospital psiquiátrico habitado por pacientes que comparten el haber cometido algún crimen grave.

Hasta allí son enviados el agente Teddy Daniels y su ayudante Chuck Aule para resolver la misteriosa desaparición de una de sus internas, Rachel Solano, pero como ocurre hasta en las mejores familias, nada es lo que parece. La prosa magistral de Lehane se alía con esta aventura que a más de uno le dejará sin ganas de volver a una isla.

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Si, por el contrario, es usted más de montaña que de mar, Impedimenta lo ha previsto todo para pasar una bonita velada en un entorno mágico y envidiable. Publicada por primera vez en España en 2010, con traducción de Pilar Adón, Picnic en Hanging Rock, de Joan Lindsay (1896-1984) es otra recuperación a tener más que en cuenta.

Sobre este fascinante clásico de la literatura australiana, escrito en 1967 y adaptado al cine por Peter Weir en 1975, se especuló durante décadas si estaba basado o no en un hecho real.

La propia autora, que siempre se mostró ambigua al respecto, contribuyó a aumentar la leyenda. “El lector tendrá que decidir por sí mismo si Picnic en Hanging Rock es una historia real o ficticia –afirmó–. En cualquier caso, semejante cuestión parece no revestir demasiada importancia, dado que el fatídico picnic tuvo lugar en el año 1900, y los personajes que aparecen en este libro llevan mucho tiempo muertos”.

La historia no podía ser más sugerente. Un grupo de alumnas de un selecto internado van de excursión el 14 de febrero de 1900 a Hanging Rock, una extraña formación geológica en plena campiña australiana. Cuando cuatro de las chicas deciden dar un paseo, tres de ellas, además de una profesora, desaparecen.

Ramón María del Valle-Inclán. (CC) Fototeca del Instituto del Patrimonio Artístico. A la derecha, ilustración del Marqués de Bradomín realizada por el ilustrador Augusto para la portada de la colección 'Los Contemporáneos', n.º 397, 1 de abril de 1926

Solo una logra regresar, presa de la confusión, descalza y sin memoria. Pero ¿qué ocurrió allí el día de San Valentín? A partir de ese suceso, real o no, Lindsay, que en su puesta de largo juega con elementos góticos y giros propios de novelas de internado, construye una voz narrativa que, como la naturaleza de sus terroríficas rocas, cuya sombra y naturaleza salvaje nos atrapa, envuelve al lector en un fantástico thriller atmosférico, hipnótico y seductor.

Casas extrañas

Como la australiana, también la escritora japonesa Riku Onda reescribe en El asesinato de los Aosawa (Salamandra) su propio true crime. Al menos en la ficción, esto es lo que se propone uno de sus personajes, Makiko Saiga, al escribir un libro sobre un extraño asesinato ocurrido treinta años antes cuando, durante la celebración de una fiesta de cumpleaños todos los invitados, once adultos y seis niños, mueren envenenados.

Portada de 'El asesinato de los Aosawa', de Riku Onda (Salamandra)

Portada de ‘El asesinato de los Aosawa’, de Riku Onda (Salamandra)

La única superviviente, la hija pequeña de la familia, Hisako, que no puede ver, apenas recuerda nada. “El verano se alargó mucho tiempo después de aquel día. El verano se prolongó para nosotros y para todos los habitantes de la ciudad aquel año”.

Seleccionada por The New York Times como uno de los mejores libros de 2020, El asesinato de los Aosawa es una novela coral que, a partir de diferentes perspectivas, transcripciones testimoniales, interrogatorios, entrevistas, textos extraídos de un libro, dibuja, a modo de rompecabezas, una compleja visión de la sociedad contemporánea japonesa y reflexiona sobre los mecanismos de la memoria y la reconstrucción del relato.

Dejamos atrás la casa de los Aosawa y sus misterios y nos adentramos en otras mansiones que devuelven las novelas de suspense al lugar predilecto logrado por las de Agatha Christie. Conocido por emplear ciertas dosis de ingredientes sobrenaturales, John Connolly retoma en Los mensajeros de la oscuridad (Tusquets) su saga literaria de Charlie Parker, el gran incondicional de nuestros veranos.

En esta ocasión tendrá que ayudar a una joven madre acusada de haber asesinado a su hijo de dos años, desaparecido mientras ella dormía. La trama, que involucrará a un grupo de radicales de extrema derecha, desembocará en una misteriosa cabaña oculta entre la espesura de los bosques de Maine que nunca debió haber existido… ¿Qué se oculta tras su puerta?

Portada de 'Strange Houses', de Uketsu (Reservoir Books)

Portada de ‘Strange Houses’, de Uketsu (Reservoir Books)

Esa, en parte, es la gran pregunta que trata de responder el último gran fenómeno literario japonés que Reservoir Books acaba de publicar en España: Strange Houses. Escrita por un enigmático autor que ha preferido mantener su identidad en el anonimato bajo el seudónimo de Uketsu y una máscara de yeso blanca, la novela se enmarca entre el suspense y el terror.

La historia parte de una singular premisa: el plano de una vivienda en venta en el que un escritor descubre un espacio hueco, entre el comedor y la cocina, al que no se puede acceder porque no tiene puerta.

A partir de aquí, y es lo más curioso del asunto, Uketsu se las ingenia para construir un suspense completamente adictivo a base de comparar planos e imaginar hipótesis que irá creciendo hasta completar un aceptable final. Ideal para planes de playa o de piscina, esta es la primera novela de este autor que suma ya más de tres millones de lectores en Japón y ha sido traducido a treinta idiomas. Su segunda novela, Strange Pictures, fue publicada en enero también por Reservoir Books.

Del suspense al terror

Quizás, el secreto del éxito esté, precisamente, en ese equilibrio entre el misterio y el terror. Ya lo decía uno de las personajes de El asesinato de los Aosawa: “El miedo es una especia que aporta credibilidad; si aderezamos cualquier historia con la cantidad justa, la convertimos en verosímil”.

Portada de 'La zorra', de Bora Chung (Alpha Decay)

Portada de ‘La zorra’, de Bora Chung (Alpha Decay)

Algo más particular es La zorra (Alpha Decay), de Bora Chung, que como la mayoría de estas novelas reúne algunos de los ingredientes enumerados anteriormente. Hay suspense, hay amnesia y, por supuesto, hay sangre… Sin embargo, la primera novela de la coreana –autora de libros de relatos como Conejo maldito o Tu utopía, que se publicará el próximo octubre–, se sitúa más bien entre lo sobrenatural, la comedia y la fantasía.

Por supuesto, el misterio es inevitable. Inspirada en una leyenda popular sobre un zorro de nueve colas –conocido como gumiho–, una criatura con múltiples rostros, que seduce a los hombres antes de matarlos y devorar sus hígados, La zorra cuenta la historia de Kijun, un instructor de academia que, tras un extraño incidente en un autobús urbano, conoce a la atractiva y carismática Jieun. Entre lo absurdo y lo irreal, esta divertida historia con dosis de romance, inquietará al lector deseoso de conocer su desenlace.

Finalizamos este recorrido con una propuesta deliciosa y terroríficamente entretenida, Los ojos son la mejor parte (Seix Barral), de Monika Kim, estadounidense de origen surcoreano. La madre de Kim emigró de Seúl a Estados Unidos y ella creció entre supersticiones populares del país asiático; entre otras, la extendida creencia de que comer los ojos del pescado trae buena suerte.

Portada de 'Los ojos son la mejor parte', de Monika Kim (Seix Barral)

Portada de ‘Los ojos son la mejor parte’, de Monika Kim (Seix Barral)

A partir de esa premisa, la escritora nos cuenta la historia de Ji-won, una joven norteamericana, de padres coreanos y familia humilde, que ve cómo su mundo se desmorona cuando su progenitor abandona el hogar y su madre, sumida en una depresión, entabla una nueva relación con George, un estadounidense blanco, lascivo y republicano, con marcados prejuicios raciales que despertará su rechazo.

“Los ojos penetrantes de George siempre están encima de Ji-hyun y de mí. Nos observan. Nos juzgan. Nos van pelando, capa tras capa. Hay hambre en su mirada, como si fuéramos sus presas”, escribe. Es así como, ante la presencia amenazante de este, la protagonista comenzará a fantasear con arrancarle y comerse sus ojos. “Hay un rastro de dulzura, un chispazo de sabor a limón, casi como si fuera un tomate cherry”, describe. Pero pronto sus fantasías dejarán de ser suficientes…

El original relato de Kim que, poco a poco, se irá tornando más y más asfixiante, acaba por convertirse en una historia de terror absorbente sobre una asesina en serie que le permitirá a su autora trazar una crítica social al machismo y al racismo de su país natal mientras reflexiona sobre su identidad como hija de inmigrantes en Estados Unidos.