Not Vital, el artista nómada que siempre vuelve a la Engadina, en los Alpes suizos

Siempre nómadas del tiempo y el espacio, los randulins, familias de la región en los Alpes suizos de la Engadina que migraban hacia Italia en busca de fortuna, regresaban cada verano, como las golondrinas, a los pueblos de montaña, llevando consigo historias, raíces y deseos. Así ha sido también para Not Vital, un visionario del arte y de la arquitectura nacido en 1948 en Sent, en el seno de una familia de comerciantes de madera. De niño aprendió que “tienes que moverte”, pero también que se puede custodiar un vínculo profundo con la propia tierra sin necesidad de traicionarla.

El artista suizo Not Vital en su estudio

Not Vital, dentro de su Painting Studio (2025), en la localidad suiza de Sent.

© Simon WatsonLenguaje, arquitectura y materia

Con solo 14 años dejó su hogar para estudiar en Coira, en el cantón de los Grisones. Más tarde se instaló en París y posteriormente en Roma, donde se dedicaba a las performances con su circo callejero. En 1974 llegó el momento de ir a Nueva York, donde el artista americano Salvatore Scarpitta le acogió bajo sus alas y le contrató como su asistente. Allí, gravitando a su alrededor, estaban muchos de los nombres que han cambiado el rostro del arte contemporáneo: Warhol, Basquiat, Schnabel, Haring… Es en este fermento creativo donde Vital encontró su voz, mezclando escultura, lenguaje, arquitectura y materia.

Monolito de cemento con los alpes suizos al fondo

El exterior del estudio, realizado en hormigón proyectado.

© Simon WatsonEstudio de pintura

Y el interior del espacio creativo.

© Simon WatsonSCARCH: la escultura-arquitectura

Se trata de un creador conceptual con una fuerte conexión con el gesto manual: realiza obras de cera, yeso, bronce, acero, mármol y arcilla con formas totémicas, ancestrales, a menudo incluso irónicas. Con el tiempo su investigación comenzó a internacionalizarse radicalmente. En 1999 se trasladó a Níger, donde, tres años más tarde, junto con trabajadores locales, levantó la primera House to Watch the Sunset, una casa-escultura para observar el atardecer que replicó primero en la selva amazónica de Brasil y luego en la Engadina. Así nació el concepto de SCARCH, acrónimo entre sculpture y architecture: “Cuando una obra se convierte en un espacio en el que puedes entrar, es otra cosa. No es ni lo uno ni lo otro, sino ambas”, reflexiona.