Cuando Asier Illarramendi decía que estaba buscando «otra aventura exótica fuera» en una entrevista con este periódico mientras entrenaba a diario en el campo … de Mutriku, se refería exactamente a lo que ha encontrado. El Kitchee SC, equipo en el que terminó su carrera Diego Forlán, le firmó en septiembre y ha terminado el año líder de la primera división de Hong Kong y, desde que debutará el excapitán de la Real Sociedad en noviembre, ha ganado todos sus partidos. En su debut ante el Kowloon City entró en la segunda parte y en los siguientes tres ha jugado los 90 minutos, siendo en uno de ellos el jugador con más distancia recorrida con más de 11 kilómetros cubiertos.
Su nuevo club posee doce ligas desde su fundación en 1931. Dirigido por el gasteiztarra Iñigo Calderón, Illarra se ha convertido ya en una pieza fundamental en el centro del campo y ya es inamovible. En un partido que jugaron de negro en honor a los fallecidos en el brutal incendio de hace menos de un mes, con el lema ‘We stand together/estamos con vosotros’ en la parte frontal de la camiseta, el mutrikuarra salvó un gol de manera providencial.
Pero lo que hace especial a este club es el lugar en el que está colocado en el mapa, dentro del territorio autónomo de la República Democrática y Popular de China. El estadio del Kitchee se sitúa, en Mong Kok, barrio de la península de Kowloon, en la parte occidental de Hong Kong.
Y es que Mong Kok es el barrio con mayor densidad de población del mundo, con 130.000 habitantes por kilómetro cuadrado. También conocido como Mongkok, que significa esquina ocupada en chino, posee la catalogación de los Guinness World Record al distrito más ocupado del mundo.
Se trata del barrio comercial por excelencia de Hong Kong y se caracteriza por la mezcla entre edificios modernos y clásicos, en los que a pie de calle se encuentran tiendas y restaurantes y encima están los pisos residenciales.
Revolución de los Paraguas
En 2014, este barrio tuvo una gran importancia en las protestas que azotaron Hong Kong después de que el Congreso Nacional del Pueblo presentara una reforma del sistema electoral que solo permitiría en las elecciones regionales de 2017 votar entre dos o tres candidatos, elegidos por un comité de 1.200 personas afines al gobierno. El pueblo consideró esta medida muy restrictiva, que acababa con el sufragio universal en pos de mantener un comité ejecutivo afín al Partido Comunista de China en Hong Kong, y salió a protestar.

Manifestantes se protegen con sus paraguas de los ataques con gas lacrimógeno de la policía.
AP

Decenas de miles de manifestantes tomaron las calles initerrumpídamente durante 79 días frente al complejo del gobierno central (en Mong Kok la protesta duró del 28 de septiembre al 24 de noviembre) en lo que se denominó la Revolución del Paraguas, debido a que la gente salió a manifestarse con los paraguas para protegerse del sol y acabó siendo el único escudo posible ante los ataques con gas lacrimógeno de la policía.
El pueblo exigía echar atrás esta medida y devolver el sufragio universal a Hong Kong, algo que las movilizaciones consigueron. Los sufragidtas ocuparon distintas zonas durante 77 días, entre ellas enclaves importantes de Mong Kok, y las cerraron al tráfico.
Cuando se liberaron todas las áreas ocupadas por los manifestantes, distintas organizaciones denunciaron que el gobierno había utilizado a la policía como arma política y la imagen de la que estaba considerada la policía más eficiente y honesta de las regiones del Pacífico Asiático, quedó seriamente dañada.
La Ciudad Amurallada de Kowloon
En el distrito de Kowloon, hubo una época en la que convivieron dos mundos totalmente diferentes. Dentro de la ciudad se creó la Ciudad Amurallada de Kowloon, que tiene su origen en el siglo XX, hasta convertirse cientos de años después en la ciudad más poblada de la historia.
La dinastía Song (960-1279) estableció allí un puesto militar para controlar el comercio de sal de la zona. Varios siglos después, en 1842, la isla de Hong Kong fue transferida a los británicos en el Tratado de Nankín, pero no la ciudad amurallada de Kowloon, que se mantuvo en manos chinas. Por aquella época tan solo vivían 700 personas allí.

Imágen aérea de la Ciudad Amurallada de Kowloon, demolida en 1994.
EP

China consideraba que debía mantener su presencia de una manera u otra en lo que se había convertido en una colonia británica, pero con el paso del tiempo abandonó esa idea y la ciudad quedó en un vacío legal. Nadie la reclamaba como suya y ni China ni Reino Unido respondieron por ella. Pasó a ser una ciudad sin ley.
En la Segunda Guerra Mundial, tras la ocupación japonesa de 1941, Kowloon se convirtió en el hogar de todos los inmigrantes y bandas ilegales que trataban de rehuir del dominio japonés. Tras la rendición de Japón, la ciudad continuó creciendo, ya sin murallas, pero a lo alto, ya que a lo ancho no podía.
A finales de los años 80 llegaron a vivir 50.000 personas. La Ciudad Amurallada tenía 2,7 hectáreas, lo que suponía una densidad poblacional de 1.900.000 habitantes por kilómetro cuadrado. Una barbaridad.
Ciudad oscura
Esa sensación de ciudad sin ley la convirtió en un lugar oscuro, en el que los clanes se disputaban la autoridad del enclave. Los salones de opio, prostíbulos y salones de juego regentaban el dominio de la ciudad y la policía y los servicios sanitarios temían entrar.
Al no haber sido nunca cedida definitivamente a Reino Unido, los residentes sentían que eran parte de China, por lo que reclamaban a Hong Kong que no interviniera y les dejara en paz. Esto lo convirtió en una especie de barrio marginal.
En 1987, anticipándose a la devolución de Hong Kong por los británicos a China en 1997, los gobiernos chino y británico tomaron cartas en el asunto y decidieron que lo mejor era demoler la Ciudad Amurallada, que finalizó en 1994 para convertirla en un parque.
30 años después, y en una situación completamente diferente, Asier Illarramendi se ha plantado en Mong Kok para tratar de añadir la Premier League de Hong Kong a su palmarés.