[Este artículo contiene spoilers de ‘Pluribus’]

A nadie se le escapa que Apple TV está convirtiéndose en la nueva cantera donde encontrar series originales y de calidadSeverance, The Studio, Silo o The Morning Show son solo algunos de los títulos de la plataforma que están sonando fuerte en los últimos años. 

Y según parece, esto solo acaba de empezar. El estreno de Pluribus, lo nuevo de Vince Gilligan, responsable de exitazos como Breaking Bad y Better Call Saul, ha irrumpido en el universo seriéfilo como una avalancha para no dejar indiferente a nadie.

Pluribus es original, narrativamente sobresaliente, inquietante y plantea múltiples preguntas que van desde la esfera política hasta la filosófica y moral. ¿Es una sátira? ¿Una utopía? ¿O una distopía? ¿El mundo que plantea Pluribus es un sueño o una pesadilla en comparación con el mundo en el que vivimos? A través del arco del personaje protagonista entendemos que no hay una sola respuesta y esto es lo que la hace genial.

Carol Sturka (Rhea Seehorn), una exitosa autora de novelas románticas, se convierte en uno de los pocos supervivientes tras la invasión de una suerte de virus que infecta a la población mundial y la convierte en una mente colectiva. A pesar del horror inicial, Carol descubre que se trata de una nueva especie ultrapacífica, empática y eficiente. ¿El problema? Que necesitan que Carol y los otros 11 supervivientes se unan a la mente colectiva para cumplir con su imperativo biológico de perpetuar su existencia.

Tras nueve episodios que nos han mantenido absolutamente enganchados, el final de Pluribus da carpetazo con una evolución muy interesante de la protagonista y un escenario completamente prometedor para la siguiente temporada.

La llegada de Manousos a Albuquerque

Desde el principio de la temporada sabemos que Carol no es la única persona inmune al virus: hay otros 12 supervivientes. Cuando la protagonista consigue reunirse con algunos de ellos para tratar de convencerles de buscar una manera de revertir la situación, descubre que están satisfechos con el nuevo orden mundial. Sin embargo, uno de los supervivientes no acude a la llamada de Carol.

Se trata de Manousos (Carlos-Manuel Vesga), un hombre de Paraguay que, tras la «Unión», ha decidido aislarse por completo, guiado por la absoluta desconfianza hacia los nuevos seres que pueblan la tierra. En su presentación, vemos cómo recorre compulsivamente todas las frecuencias de radio tratando de encontrar una señal, mientras rechaza todo el alimento que le ofrecen «ellos» para terminar alimentándose de comida para perros.

Tras recibir uno de los mensajes de Carol y comprobar que están alineados en su objetivo de devolver al mundo a su estado anterior, decide ir a EEUU a reunirse con ella. La recepción en Albuquerque, sin embargo, no la hubiésemos imaginado hace algunos episodios. 

Por un lado, Manousos piensa que los escuchan en todo momento, y quiere imponer sus condiciones antes de charlar con Carol. Por su parte, ella sabe que es un sujeto peligroso para «los otros» y desconfía de sus métodos.

La sorpresa para Manousos llega cuando entiende que Carol no solo ha cambiado de parecer con respecto a los nuevos seres, sino que además mantiene una relación romántica con uno de ellos. En su intento por descubrir cómo acabar con esta especie invasora, Manousos genera una nueva crisis de convulsiones a nivel mundial y en ese momento descubre que la frecuencia de radio en la que encontró una señal, varía cuando «los otros» entran en ese trance.

La llegada de Manousos a Albuquerque despierta toda la antipatía de Carol, que ve en él un reflejo de quien ella era hace apenas dos meses y de ese impulso por salvar el mundo que parece haberse desvanecido con el tiempo. Sin embargo, este encuentro transforma enormemente el curso de la historia, enfrentando a Carol con sus propias convicciones. Ante la idea de que son pacíficos y no harían daño ni a una hormiga, Manousos se pregunta si no es malo valorar a un hombre igual que a un insecto.

¿Salvar el mundo o a la chica?

Los métodos de Manousos para recabar información resultan un tanto violentos y aunque Carol trata de advertirle, «los otros» deciden abandonar de nuevo la ciudad, pero esta vez Carol se marcha con ellos. En ese momento, Manousos le pregunta si está más interesada en salvar al mundo o en salvar a Zosia (Karolina Wydra), y es que en los últimos capítulos hemos visto cómo la relación de Carol con este individuo se estrecha y toma tintes románticos.

Es una transformación del personaje interesantísima, que pasa de estar sola contra el mundo a odiar su soledad y, por último, amar al enemigo, afectada por una especie de síndrome de Estocolmo. Todo lo que ha ido descubriendo sobre ellos -salvo, probablemente, su dieta- le ha hecho comprender que no son malvados, y su capacidad para seducirla ha comenzado a dar sus frutos. 

Sin embargo, Carol está confundida sobre la naturaleza de su relación con Zosia. Necesita sentir que ama a un individuo y que es especial, pero la revelación de que «ellos» aman a Manousos tanto como a ella la destroza.

Durante esta primera temporada hemos llegado incluso a dudar de si Zosia tiene algún tipo de voluntad como individuo. Desde aquel momento en que miraba atrás antes de subir al avión de Diabaté (Samba Schutte) hasta que decide besar a Carol, la serie juega con esa idea de dibujar los límites dentro de la mente colectiva. Especialmente en la escena del masaje, en la que Zosia explica cómo cada individuo siente sus propias experiencias y las del resto.

Tras abandonar a Manousos en Albuquerque, ambas se van a un retiro íntimo en la montaña y es ahí donde Carol descubre que «ellos» han conseguido sus células madre a través de los óvulos que tenía congelados. Por tanto, ya no es necesario el proceso invasivo y doloroso que, según Diabaté, necesitaban para obtenerlas. Su consentimiento ha pasado a ser algo irrelevante.

Carol, contra el mundo, de nuevo

El imperativo biológico de esta especie es propagarse y, según razona Zosia -o todos ellos-, deben transformar a Carol porque la aman, quieren salvarla y hacerla partícipe de la enorme felicidad que experimentan. Un discurso que atraviesa toda la serie y que nos recuerda a los de las sectas e ideologías fundamentalistas. Según Zosia, la felicidad que Carol está experimentando irá a más cuando se complete la «Unión» y, para animarla, le revela que Kusimayu (Darinka Arones) ya se ha unido a ellos y ahora es más feliz que nunca.

Tras conocer que tan solo le queda un mes de vida como individuo, Carol vuelve a Albuquerque transportando un contenedor metálico que deposita frente a su casa. Ante la sorpresa de Manousos, Carol revela que lo que contiene la caja es una bomba atómica. Se confirma así que ella vuelve a su posición combativa y que comparte ahora la idea de Manousos: si no hay una vuelta atrás, es mejor destruirlo todo.

Sin embargo, durante su ausencia, Manousos ha estado investigando sobre campos electromagnéticos, que parecen ser la vía de transmisión de la mente colectiva. ¿Conseguirán comprender cómo revertir la situación y salvar su individualidad? Sin duda, un final que pone muchas expectativas en la continuación de la serie, con una segunda temporada que ya ha sido confirmada.