El Covirán ha vuelto a la Liga Endesa por la vía administrativa. La incomparecencia del Baloncesto Sevilla, antes Real Betis y después Hereda Betis, desde … el punto de vista económico y documental ha favorecido a los granadinos para que su descenso, como penúltimo, a la Primera FEB, la segunda categoría nacional, no se haya consumado, y fuera repescado como invitado para completar la lista de 18 participantes.

Ese número, par y con los votos en contra de los grandes de la competición para aumentarlo, dado su apretado calendario con los torneos europeos incluidos, provocó que el Covirán no ascendiera en la temporada 2020/21, cuando quedó segundo clasificado de la división inferior, la entonces LEB Oro, por detrás del Río Breogán.

Los lucenses sí obtuvieron el premio tras vencer por 2-1 en el ‘playoff’ final a los nazaríes, pero no los rojinegros, que sufrieron las consecuencias del reajuste de la categoría. Esa campaña el ascenso quedó reducido a una plaza (Breogán) para volver a los 18 inscritos, dado que en el ejercicio anterior la ACB se vio obligada a admitir al GBC, el Gazteiz Basket Club de San Sebastián, previo recurso en la justicia ordinaria. De ahí que en la temporada 2020/21 compitieran 19 conjuntos, siendo los dos últimos el Movistar Estudiantes y el propio Gipuzkoa.

Y es que en el ejercicio 2019/20 no bajaron los dos peores: Fuenlabrada y Estudiantes, con solo cinco triunfos por siete del antepenúltimo Murcia. De hecho los ‘pimentoneros’ y el ‘Fuenla’ disputaron 22 partidos, uno menos que los colegiales, pero la competición fue suspendida por la pandemia y no alcanzó las 34 jornadas de rigor. De ahí que se suspendieran los descensos, algo razonable, pero que a la larga perjudicó al Covirán, dado que la liga tuvo que aceptar contra su voluntad al Gipuzkoa, que se había ganado el ascenso desde la LEB Oro.

En el curso 2022/23 se volvió a la normalidad, con los descensos de los dos últimos: Betis y Fuenlabrada –habían subido Andorra y Palencia tras Covirán y Girona–, así como en la 2023/24: Obradoiro y Palencia (Coruña y Lleida en su lugar), mientras que en la 2024/25 no lo ha hecho nada más que el colista Leyma Coruña, con dos victorias menos, siete por nueve, que el Covirán, que ocupa la vacante del Baloncesto Sevilla (Betis), al no responder éste a las exigencias financieras ni burocráticas de la Liga Endesa, sin superar la auditoría externa por flecos en deudas ni completar el presupuesto mínimo exigido, al tiempo que tampoco respondió al depósito de inscripción de medio millón de euros en el plazo establecido.

«Tomadura de pelo»

Una conquista perdida por su presidente Pedro Fernández, sin respaldo institucional en Sevilla, cuya imagen quizá no es la deseada por la propia asociación de clubes y ni siquiera en la ciudad hispalense, y que recurre al Consejo Superior de Deportes y acudirá a la justicia ordinaria, para intentar recuperar una plaza ganada en la cancha y tirada por la borda por su inoperancia en la gestión. Como decía un seguidor sevillano en las redes sociales basta ya de «echar la culpa a otros», es hora de reconocer «los errores cometidos» y de asumir «lo que ha sido y es una tomadura de pelo» a la afición sevillana al baloncesto, que no se merece un dirigente así. Hubo prórroga de 15 días para la inscripción en la ACB y había que «haberla hecho dos días después del ascenso como el San Pablo Burgos».

La asamblea de la ACB consideró que el Baloncesto Sevilla, Betis Baloncesto para el organismo todavía, no cumplía las condiciones exigidas, «como acreditó el informe del auditor externo, ni tampoco realizó el pago en plazo del valor de participación», pero Pedro Fernández insiste que todo «está en orden».

«El canon no se pagó más tarde. Se pagó antes. Pero desde hace tiempo se lleva emitiendo una sentencia antes de haber sido juzgado. Eso se llama prevaricación y he leído desde hace mucho tiempo que no pasábamos la auditoría y que subía Granada. No tengo una argumentación de que no cumplimos, pero sí las transferencias de haber pagado», indicó el dirigente a los medios sevillanos, que anticipó una demanda en el juzgado al tiempo que el club emitía un comunicado anunciando un recurso, en el que pide medidas cautelares al Consejo Superior de Deportes para que lo admita en la competición.

Gipuzkoa Basket

En 2020 la ACB sufrió el último revés judicial. El conflicto fue diferente a los anteriores con Obradoiro y Ourense. Era el año de la pandemia por el virus y la liga suspendió el campeonato, haciendo una competición exprés a puerta cerrada cuando las medidas se relajaron, sin que hubiera descensos. Sin ellos no podía haber tampoco ascensos y eso es lo que pelearon el Gipuzkoa y el Valladolid. Incluso la FEB, entonces con Jorge Garbajosa como presidente, amenazó con acudir al CSD, pero este ente quiso mantenerse al margen del conflicto, optando a que fueran la ACB y la FEB las que negociaran. Los clubes presentaron la documentación a 30 de junio y el 15 de julio la asamblea rechazó su afiliación. En un comunicado aún mas escueto que el emitido en contra del Baloncesto Sevilla, el 23 de julio, la ACB denegó la admisión del conjunto donostiarra. «En el marco de la Asamblea, los clubes han acordado la no afiliación del Donosti Gipuzkoa Basket 2001 SKE, SAD», expresó la nota.

La entidad donostiarra interpuso una demanda y el 1 de agosto el Juzgado de Primera Instancia nº 38 de Barcelona impuso «la obligación a la Asociación de Clubes de Baloncesto de proceder a cursar la invitación de modo inmediato al Donosti Gipuzkoa Basket para que ingrese en la ACB en la temporada 2020-21». Tres días después, el 4 de agosto, la ACB emitía el siguiente comunicado: «La ACB ha cursado este martes invitación al Donosti Gipuzkoa Basket para que ingrese en la ACB en la temporada 2020-21, en cumplimiento a lo dispuesto en el auto dictado por el Juzgado de Primera Instancia nº 38 de Barcelona, sin perjuicio del derecho que asiste a la Asociación a oponerse a las medidas cautelares». No lo hizo y se disputó la liga con 19 equipos.