Olvidar por qué se entra a una habitación, no recordar el nombre de una persona conocida o dudar sobre dónde se dejó el coche son situaciones comunes en la vida diaria.
Estos episodios suelen generar inquietud, especialmente cuando se repiten con mayor frecuencia a medida que pasan los años. Sin embargo, no todos los fallos de memoria tienen el mismo significado ni responden a las mismas causas.
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La falta de atención, más que la edad, explica muchos fallos de memoria en la vida diaria habitual. Foto:iStock
Según explica el neurocientífico Richard Restak, muchos de estos olvidos están relacionados con la falta de atención y no necesariamente con un problema neurológico. En una entrevista concedida a ‘The Guardian’, el especialista señaló que la memoria depende primero de la capacidad de registrar la información y luego de recuperarla. “La mayoría de estas muestras de pérdida de memoria son pecados de falta de atención. Si estás en una fiesta y no estás prestando atención a alguien porque sigues pensando en algún asunto relacionado con el trabajo, de repente te das cuenta de que no recuerdas su nombre. Lo primero es guardar la información en la memoria, es decir, consolidarla, y luego ser capaz de recuperarla. Pero si nunca la has consolidado, no existe”, afirmó.
No obstante, Restak advirtió que existen señales que pueden ir más allá de los despistes habituales. Recordar dónde están las llaves tras buscarlas durante un rato no es comparable, según explicó, con hallarlas en lugares ilógicos. “Pero si olvidas dónde dejaste las llaves del coche y finalmente las encuentras dentro de la nevera, o la abres y está el periódico, eso es el primer síntoma de algo grave: eso va un poco más allá del olvido”, añadió el ex presidente de la Asociación Estadounidense de Neuropsiquiatría.
Restak advierte que confundir objetos y lugares puede ser un signo temprano de deterioro cognitivo. Foto:iStock
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Cómo prevenir el deterioro cognitivo
El especialista sostiene que la memoria puede fortalecerse con hábitos cotidianos, como la lectura frecuente y la estimulación mental constante. Además, cada vez hay más evidencia de que ciertos casos de deterioro cognitivo y Alzheimer podrían prevenirse o retrasarse mediante un estilo de vida saludable.
En ese contexto, Restak destaca la importancia de mantenerse físicamente activo, dormir bien, cuidar la vista y la audición y seguir una alimentación equilibrada. A estas recomendaciones suma la necesidad de evitar el consumo de determinadas sustancias, entre ellas el alcohol, especialmente en edades avanzadas.
Mantener actividad mental, buen descanso y hábitos saludables ayuda a reducir riesgos neurológicos. Foto:iStock
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“El alcohol es una neurotoxina muy, muy débil, no es bueno para las células nerviosas. Recomiendo encarecidamente a todos mis pacientes que pasados los 65 años se abstengan total y permanentemente de beber alcohol”, señaló el neurocientífico.
Finalmente, Restak recurre a una comparación para explicar que, aunque no existen certezas absolutas, sí es posible reducir riesgos. “Nadie puede garantizar que alguien no vaya padecer demencia. Yo lo comparo con conducir un coche: no se puede garantizar que no se vaya a tener un accidente, pero si se lleva el cinturón de seguridad, se controla la velocidad y se mantiene el coche en buen estado, se pueden reducir las posibilidades”, concluyó.
*Este contenido fue escrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de conocimiento público divulgado a medios de comunicación. Además, contó con la revisión de la periodista y un editor.
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