Madrid

El 18 de junio de 2023, hace ya más de dos años, el Titan, propiedad de OceanGate, se sumergió por última vez con cinco personas a bordo que querían observar los restos del famoso hundimiento del Titanic. Pocos días después se llegó a la conclusión de que la cápsula había implosionado y no había posibilidad de supervivencia. Ahora, tanto tiempo después, la Guardia Costera de Estados Unidos ha confirmado que este accidente «se podría haber evitado».

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Esta ha sido la principal conclusión que se ha desprendido del informe final publicado este miércoles, en el que se han analizado todos los detalles de la investigación. «Este siniestro marítimo y la pérdida de cinco vidas se podrían haber evitado», ha subrayado Jason Neubauer, presidente de la Junta de Investigación Marina de la Guardia Costera, en un comunicado difundido por el organismo.

El diseño, la certificación, la «cultura laboral tóxica», las prácticas de seguridad inadecuadas o el propio CEO de la compañía, Stockton Rush, son solo algunos de los factores que se atribuyen al incidente y que aparecen mencionados en el informe, de más de 300 páginas. «La investigación de dos años ha identificado muchas causas que contribuyeron a esta tragedia, lo que aporta valiosas lecciones para prevenir que vuelva a ocurrir», ha subrayado Neubauer.

El informe señala a la compañía como responsable

La investigación, así, ha concluido que la seguridad de toda la operación fue «gravemente defectuosa». Desde las pruebas iniciales hasta la estructura del sumergible, la Guardia Costera ha analizado todos los errores que se llevaron a cabo y que desembocaron en el accidente, entre ellos «la cultura laboral tóxica de OceanGate, que usaba despidos de los miembros del equipo y la amenaza inminente de despido para disuadir a los empleados y contratistas de expresar sus preocupaciones».

«Durante los años previos al incidente, OceanGate se valió de tácticas de intimidación, concesiones para operaciones científicas y la buena reputación de la empresa para evadir el escrutinio regulatorio», ha afirmado el informe, al tiempo que mencionaba que la compañía continuó usando el Titan después de haber protagonizado «una serie de incidentes que comprometieron la seguridad del casco y otros componentes críticos del sumergible», y no lo «investigó ni abordó adecuadamente».

El diseño y la posterior construcción de la estructura también se vieron comprometidas al no «abordar adecuadamente muchos de los principios fundamentales de ingeniería que serían cruciales para la operación prevista» y que «introdujeron fallas que debilitaron la integridad estructural general del casco del Titan». No solo eso, sino que tampoco se hizo un «mantenimiento preventivo» de la cápsula durante el periodo de inactividad, ni unos análisis para determinar su «vida útil».

El informe, además, ha señalado a Rush entre los responsables de la tragedia al «presentar erróneamente a Titan como indestructible debido a márgenes de seguridad que no estaban confirmados» y dar una «falsa sensación de seguridad, engañando a los especialistas de la misión sobre los procedimientos de prueba y exagerando el número de inmersiones de prueba del casco». Un cómputo total de acciones que se resumen en una ya probada «negligencia» que contribuyó a su muerte y a la de otras cuatro personas. «El efecto acumulativo fue una cultura autoritaria y tóxica donde la seguridad no solo se subestimaba, sino que se suprimía activamente», ha sentenciado el informe.

La Guardia Costera pide reforzar la seguridad

El organismo estadounidense, por su parte, ha utilizado los datos publicados para pedir un refuerzo en la seguridad y evitar que vuelva a producirse un accidente similar. «Las recomendaciones incluyen restringir la designación de Buques de Investigación Oceanográfica para sumergibles, ampliar los requisitos federales e internacionales a todos los sumergibles que realizan inmersiones científicas o comerciales y exigir la documentación de la Guardia Costera para todos los sumergibles estadounidenses», han destacado en el estricto.

A bordo del Titan se encontraban el empresario británico Hamish Harding, el experto francés en el Titanic Paul-Henry Nargeolet y el emprendedor pakistaní y británico Shahzada Dawood, junto a su hijo Suleman, además del propio Rush a los mandos de la nave. Los datos desprendidos han confirmado que el sumergible implosionó 90 minutos después de iniciar el viaje. «Honramos las cinco vidas perdidas y expresamos nuestras condolencias a sus seres queridos», ha concluido la Guardia Costera.