La polémica generada por la celebración del 18 cumpleaños de Lamine Yamal ha puesto el foco en el que para muchos, ya es el mejor futbolista del mundo y un claro candidato al Balón de Oro a pesar de su juventud.

La psicóloga Lara Ferreiro, autora del libro ¡Ni un capullo más!, ha analizado el caso del futbolista del Barcelona y advierte de los posibles efectos psicológicos que podrían afectarle debido a su meteórico ascenso mediático a una edad tan temprana.

Ferreiro explica que Yamal podría desarrollar el denominado «síndrome de Justin Bieber», un fenómeno que afecta a jóvenes que alcanzan la fama, el privilegio, la riqueza o el éxito de forma prematura y sin la madurez emocional necesaria para gestionarlo.

La fiesta de Lamine Yamal por su 18 cumpleaños

«Es el niño bonito que luego acaba en adicciones. A Macaulay Culkin, el niño de Solo en casa, le pasó lo mismo», señala.

La psicóloga subraya un factor clave: «La corteza prefrontal, la zona de la lógica que toma decisiones sensatas y controla los impulsos, no termina de formarse hasta los 25 años, y él tiene solo 18″.

Este desarrollo neurológico incompleto aumenta el riesgo de crisis de identidad en jóvenes expuestos a una fama y riqueza desmesuradas.

Lamine Yamal posa con la '10' del Barça.

Lamine Yamal posa con la ’10’ del Barça.

EFE

Para ella, el jugador podría desarrollar un ego desmedido, pero también lo contrario: un síndrome del impostor que le produzca demasiada presión al sentir que no está a la altura de lo que se le exige.

Además, también señala que en estos casos es habitual el llamado «síndrome del nuevo rico», es decir, desarrollar comportamientos ostentosos para mostrar poder de una forma «inmadura».

El peso del 10

Ferreiro critica especialmente la decisión del Barcelona de otorgar a Yamal la mítica camiseta número 10, heredada de Leo Messi.

«Representa simbólicamente el liderazgo. No es una camiseta, es una carga emocional que activa la comparación constante con Messi, el mejor de la historia», explica.

La psicóloga califica esta decisión como «sobrecarga perversa simbólica», advirtiendo que la responsabilidad asociada a ese número puede generar ansiedad por rendimiento y afectar negativamente su juego.

Lamine Yamal celebra un gol contra el Seoul.

Detrás de la ostentación, Ferreiro detecta «una soledad emocional enmascarada por las multitudes». La vida del futbolista de élite, marcada por constantes viajes y concentraciones, puede generar un aislamiento paradójico: «Sentirse rodeado, pero estar más solo que nunca».

La experta concluye con una advertencia: «Esta fama precoz le puede pasar una gran factura a nivel psicológico, porque a veces el dinero tapa cosas, pero solo lo hace temporalmente».