Cuando se piensa en Pink Floyd, lo habitual es que vengan a la mente álbumes como The Dark Side of the Moon, Wish You Were Here o The Wall. Sin embargo, detrás de todas esas creaciones hay un extenso historial de tensiones internas que marcaron la dinámica entre sus integrantes.
La relación entre David Gilmour y Roger Waters fue particularmente conflictiva, especialmente cuando este último asumió el control creativo durante la década de los 60. Esa rivalidad se extendió por años y no solo se tradujo en diferencias artísticas, sino que escaló a peleas por créditos, tensiones personales y hasta acusaciones más allá de lo musical.
Una de esas acusaciones implicó a Roy Harper, un guitarrista, poeta y cantautor de folk. Harper emergió alrededor de la misma época en la que Pink Floyd comenzaba a definir su sonido psicodélico, y durante un tiempo compartió sello discográfico y amistades con el grupo. En ese contexto, según contó Gilmour, Waters habría tomado elementos del trabajo de Roy sin el debido reconocimiento.
«Obviamente éramos amigos», le dijo Harper a Classic Rock. “Grabando en el mismo lugar y al mismo tiempo. Así que teníamos la sensación de que estábamos en la misma onda. Ocurrió que, por alguna razón, yo canté en su disco y ellos tocaron en el mío”. Al estar tan cerca, Harper no tardó en quedar involucrado en las dinámicas tensas y complejas de sus colegas.
“Eso empezó hace mucho tiempo, así que estábamos en la misma escuela al mismo tiempo”, contó. “Y era inevitable que las cosas se deshilacharan. Era inevitable que aprendiéramos el uno del otro. Es decir, David acusó abiertamente a Roger dos veces, delante mío, de copiarme”.