La edición norteamericana de ROLLING STONE publicó una lista con los 15 mejores discos de metal del año, un recorte que busca dar cuenta del pulso actual del género entre consagrados y nuevas corrientes.
En los cinco primeros puestos se destacan lanzamientos de Deftones, Agriculture, Ghost, Dream Theater y Primitive Man. Pero la lista completa menciona a Deafheaven, Halestorm, Blut Aus Nord, Deadguy y más.
“Los metaleros siempre encontraron trascendencia, exaltación y liberación en el género más pesado de la música, donde todos los demás han escuchado ruido. A veces necesitás sentir que el sonido que sale de tus altavoces te aplasta el alma para poder llegar al otro lado”, describe el artículo con especial tino.
5. Primitive Man – Observance
El trío de doom-metal Primitive Man siempre ha alimentado su odio hacia los monstruos de la humanidad, especialmente los fascistas. En 2025, los necesitábamos más que nunca, y nos lo dieron. Observance, el cuarto álbum del trío de death/sludge, los ve pintar un retrato sombrío de un hombre deprimido, atormentado por los horrores del mundo exterior, consumido por el dolor de vivir. Desde el primer momento oscuro y sangriento del álbum, “Seer”, Primitive Man se inclina con fuerza hacia el lado doom de su sonido, arrastrando cada nota a través de la podredumbre y sofocando cualquier atisbo de luz bajo capas de distorsión. Los tempos lánguidos y estremecedores de la banda solo amplifican el horror en temas como “Transactional”, un himno desolado a la alienación. Aquí, Primitive Man captura el espíritu de la época de 2025 —sus inhumanidades, su odio, su desesperación— y Observance se niega a permitirnos apartar la mirada. Kim Kelly
4. Dream Theater – Parasomnia
Hace una década y media, el baterista de Dream Theater, Mike Portnoy, sufrió un lapsus y abandonó la querida banda de metal progresivo que cofundó en 1985. Ahora, con el baterista de vuelta, el quinteto suena completo de nuevo en Parasomnia, su decimosexto álbum de metal progresivo atlético, construido alrededor del trasteado rompedor de dedos del guitarrista John Petrucci, los sintetizadores de Jordan Rudess y el asombroso dominio de Portnoy de unos 16.346 tambores y platillos. En “A Broken Man”, escrita por el líder James La Brie, alternan entre compases imposibles de headbanging como 5/8 y 5/4, y en “Midnight Messiah”, escrita por Portnoy, Petrucci dirige un huracán de notas durante el solo, pero no logra romper la banda. En esa última canción, La Brie canta: “El sueño nunca terminará”, lo cual no está nada mal. Kory Grow
3. Ghost – Skeletá
Ghost alcanzó importantes hitos en su carrera este año, encabezando el Billboard 200 y agotando las entradas de su primer concierto como cabeza de cartel en el Madison Square Garden. Pero aún más impresionante fue lo que la sensación sueca del pop-metal logró en su sexto LP de estudio. Desde su debut en 2010, Opus Eponymous, el autor de Ghost, Tobias Forge, siempre ha combinado una elaborada historia de fondo y una suntuosa teatralidad con una gran capacidad compositiva. Aun así, Skeletá marcó un verdadero paso adelante: cada tema se sentía a la altura de la nueva escala de la banda en estadios, desde el himno rock-operístico “Satanized” hasta la conmovedora balada “Excelsis”, y, quizás la mejor de todas, la siniestra y pavoneante “Missilia Amori”, que casi podría ser un tema perdido de Hysteria. Por primera vez, el contenido emocional de las canciones (arrogancia y patetismo, blasfemia fría y diversión descarada) se sintió tan impactante como el famoso y exagerado espectáculo de la banda en el escenario. Hank Shteamer
2. Agriculture – The Spiritual Sound
A los dos minutos de “My Garden”, la primera canción de The Spiritual Sound, Agriculture ofrece un koan zen que vale la pena considerar: “La muerte es la puta definitiva”. Las guitarras chirrían y los platillos chocan tempestuosamente. Y luego, de repente, aligeran el ambiente con un estribillo que suena casi como Sonic Youth. El grupo llenó cada uno de los 10 temas de su segundo álbum con abruptos giros musicales, convirtiéndolo en uno de los álbumes de metal más emocionantes y vanguardistas de los últimos años. Algunas de las texturas incluyen un trémulo zumbido de black metal (“Flea”), terror extremo de guitarra noise (“The Weight”) y el doble golpe de “Bodhidharma”, una meditación pesada y sucia, y “Hallelujah”, una canción de folk-rock al estilo de Dinosaur Jr. que usa los mismos acordes. Puede que la muerte sea la puta definitiva, pero Agriculture es el penúltimo. Kory Grow
1. Deftones – Private Music
Lo mejor de Private Music, el décimo LP de la banda, es cómo mantiene la estética esencial de Deftones: una yuxtaposición de riffs de metal alternativo densos y un anhelo profundo y sensual que recuerda a su hito de principios del milenio, White Pony, a la vez que suena fresco. Temas destacados como la dentada e inquietante «Cut Hands», la balada potente y aturdida «I Think About You All the Time» y el himno «Ecdysis» se sienten como un canon instantáneo de Deftones, cada uno un recordatorio de la inusual permanencia de la banda. En un momento en el que toda una nueva generación de bandas de heavy metal de vanguardia exhibe con orgullo la influencia de su catálogo anterior, incluyendo a sus recientes compañeros de gira Fleshwater y los punks ingleses Higher Power, Private Music demostró que Deftones sigue escribiendo nuevos y fascinantes capítulos. Hank Shteamer