Aitor Echevarría

Viernes, 26 de diciembre 2025, 17:36

La Navidad en la NBA suele reservar su foco para las grandes estrellas. En la memoria colectiva perviven los recuerdos de partidos como aquel entre los Cavaliers de Lebron y los Warriors de Curry y Durant el 25 de diciembre de 2016. Este año, sin embargo, el protagonismo tuvo un sólo nombre propio: Nikola Jokic. El líder de los Denver Nuggets protagonizó una de las actuaciones individuales más descomunales que se recuerdan al guiar a su equipo a la victoria (142-138) frente a los Minnesota Timberwolves tras una prórroga de alto voltaje.

Jokic cerró su hoja estadística con 56 puntos, 16 rebotes y 15 asistencias, un triple-doble jamás visto en la historia de la competición con semejante volumen anotador. Denver, además, necesitó cada una de sus acciones, ya que afrontaba el partido mermado por las ausencias de Cameron Johnson, Aaron Gordon y Christian Braun, lo que dejó a los campeones de sin tres piezas habituales de su quinteto inicial.

El encuentro parecía encarrilado al inicio del último cuarto, con los Nuggets manejando una ventaja cómoda. Pero Minnesota reaccionó liderado por Anthony Edwards (44 puntos, seis rebotes y tres asistencias), que firmó una remontada culminada con un triple inverosímil a falta de poco más de un segundo para forzar el tiempo extra. La prórroga comenzó incluso mejor para los Wolves, con un parcial inicial que silenció el Ball Arena de Denver.

Ahí apareció, de nuevo, Jokic. El serbio monopolizó el ataque, castigó desde el perímetro y desde la línea de tiros libres y terminó firmando 18 puntos en el tiempo extra, nuevo récord histórico de la NBA en una prórroga. Una acción revisada en los instantes finales, que acabó con la sexta falta de Rudy Gobert y la expulsión posterior de Edwards, terminó de inclinar un duelo ya marcado para la eternidad.

Jamal Murray acompañó a su líder con 35 puntos y 10 asistencias, mientras que, en el lado visitante, Edwards y Julius Randle (32 puntos) sostuvieron a Minnesota hasta el límite. No fue suficiente ante una de esas noches que explican por qué Jokic es, para muchos, el mejor jugador del mundo.

El resto de la jornada

Más allá del recital en Denver, la Navidad dejó otros resultados destacados. Los New York Knicks se impusieron en un final ajustadísimo a los Cleveland Cavaliers (126-124), mientras que los Golden State Warriors recuperaron sensaciones al derrotar a los Dallas Mavericks (126-116) en un partido marcado por la recaída física de Anthony Davis.

La nota amarga llegó para los Los Angeles Lakers de Lebron James y Luka Doncic, superados con claridad en casa por los Houston Rockets (96-119), y para los campeones Oklahoma City Thunder, que cedieron por segundo partido consecutivo ante los San Antonio Spurs de Wembanyama.

Una jornada que, como tantas veces, terminó rindiéndose a la genialidad de Jokic. En Navidad, como en muchas de las jornadas de los últimos años, la NBA volvió a tener dueño.

Reporta un error