Durante la temporada pasada fue bastante polémica la mano vendada de algunos de los futbolistas del FC Barcelona. Tanto que incuso desde algunas partes de España se aseguraba que respondía al hecho de que pudiera estar usando sustancias que le ayudaran en el rendimiento deportivo, siendo este quizás el mayor halago a la gran temporada de Lamine Yamal y compañía.

En el caso del extremo de Rocafonda su origen es una lesión en dos de sus dedos de la mano derecha en febrero, aunque al notarse tan cómodo sobre el campo ha decidido mantenerlo hasta día de hoy. Algo parecido pasó con Raphinha, quien se lastimó la mano en una concentración con Brasil y mantuvo el vendaje hasta el final, incluso señalándose la mano tras marcar en el Clásico del mes de mayo, reivindicándose.

Raphinha celebra su gol señalándose el vendaje que tanta tirria generó en Madrid.

Raphinha celebra su gol señalándose el vendaje que tanta tirria generó en Madrid. / EFE

Sin embargo, el motivo de los vendajes en las manos de los futbolistas tienen orígenes diversos, según ha revelado el fisioterapeuta más famoso de Instagram, Antonio Pérez.

«Hay tres razones», comenta el experto. La primera sería los esguinces de muñeca: «La gran mayoría se provocan por caídas y en el fútbol hay muchas. Esto hace que muchos jugadores sientan molestias y se pongan estos llamativos vendajes, que además les aportan mucha seguridad«, puntualiza.

En el caso de los que llevan dos o más dedos unidos suele responder a «un pequeño esguince en el dedo que hace que al correr le moleste«, continúa.

Sin embargo, sea porque le ayuda a mentalizarse o por otra cosa, el fisio indica que en el caso de Lamine Yamal «entra un poco el postureo«, ya que aunque la lesión original era solo en el dedo también se vendan la muñeca «para sumar aura«.

Pese a ello, su caso, como comentábamos podría responder al siguiente de las situaciones que menciona: «Lo usan como amuleto«, para mantener una buena dinámica conseguida durante su uso.

Esto no es exclusivo del fútbol, ya que en baloncesto, por ejemplo, muchos jugadores usan mangas compresoras o mallas bajo la equipación cuyo beneficio es mínimo o nulo, aunque la simple sensación de llevarlo les ayuda a poner el cerebro en modo competitivo, o bien simplemente por motivos estéticos.