Hay salones que, aun estando bien amueblados y correctamente distribuidos, resultan fríos. Espacios que no invitan a quedarse, donde la luz parece dura, los materiales no arropan y la atmósfera se percibe distante. La buena noticia es que, tal y como recuerda la diseñadora de interiores, Pilar Simón (@thepiltzihome), de Massio, no hace falta cambiar el sofá ni invertir en muebles nuevos para transformar por completo esa sensación.
En uno de sus vídeos en redes sociales, Pilar comparte una serie de trucos sencillos y muy eficaces para dar calidez a un salón frío, basados en algo tan básico – y a veces olvidado – como el color, la textura, los materiales y la iluminación. Pequeños gestos que, bien aplicados, cambian radicalmente la percepción del espacio y lo hacen mucho más acogedor.
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Colores cálidos: la base de un salón acogedor

Foto: Foto: Yael Valles Interiorismo: Laura Martínez
El primer paso, según Pilar Simón, es revisar la paleta cromática del salón. «La regla básica es añadir tonos cálidos y colores con esos subtonos: beiges, terracota, mostaza, marrones… Son colores que aportan una sensación acogedora y hacen que la luz del salón rebote más suavemente», explica.
No se trata de pintar toda la estancia ni de introducir grandes bloques de color, sino de sumar matices cálidos de forma estratégica. Un cojín, mostaza, una manta en tono tierra o una alfombra con base beige pueden cambiar por completo la lectura del espacio.
Estos colores suavizan la luz, reducen la sensación de frialdad y generan una atmósfera mucho más envolvente, especialmente en salones dominados por blancos fríos, grises o materiales muy lisos.
Textiles con textura: el gran aliado invisible

Foto: Kenay
Más allá del color, Pilar insiste en la importancia de las texturas. «Otro truco es añadir textiles con textura: un plaid de lana, cojines de terciopelo, algodón grueso o lino«, señala. La clave está en introducir tejidos que se vean – y se intuyan – agradables al tacto. Un salón puede tener la paleta correcta, pero si todos los textiles son planos o demasiado ligeros, seguirá resultando impersonal. Las texturas aportan profundidad visual y una sensación de abrigo inmediato.
El arte como generador de calidez emocional

Foto: Foto: Jordi Canosa | Proyecto: Tinda’s Project
¡El arte en las paredes también tiene su función!. «El arte en la pared también añade personalidad y calidez. Cambia la sensación de toda la habitación», apunta la interiorista. Un salón con paredes desnudas, por muy bonito que sea el mobiliario, suele sentirse incompleto.
Las obras de arte, láminas o fotografías aportan identidad y hacen que el espacio se sienta vivido. No es necesario recurrir a piezas grandes ni costosas: una composición bien pensada, con marcos cálidos o ilustraciones con tonos suaves, puede transformar por completo la atmósfera. El arte no solo decora, también conecta emocionalmente con quienes habitan el espacio.
La madera: el material que nunca falla

Foto: Ana García Interiorista
Si hay un material capaz de cambiar de inmediato la temperatura visual de un salón, ese es la madera. «Incorporar madera. La madera hace que, de forma natural, un espacio frío pase a ser uno mucho más cálido. Es uno de los cambios más efectivos y fáciles de aplicar», explica Pilar.
La madera puede aparecer de muchas formas: una mesa auxiliar, una bandeja decorativa, marcos, una lámpara o incluso pequeños objetos. No es necesario un gran mueble para notar el efecto. Su textura, su veta y su tono aportan una sensación orgánica y acogedora que equilibra espacios demasiado fríos o minimalistas.
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La iluminación: el truco definitivo
Por último, Pilar Simón destaca uno de los errores más comunes en los salones fríos: la iluminación. «Usar bombillas de 2.700 K crea una luz cálida que hace que todo el espacio se sienta muchísimo más acogedor», afirma. Y añade: «La luz cálida es otro de los trucos más eficaces para un salón frío y, personalmente, es de mis preferidos».
Cambiar la temperatura de la luz es una de las intervenciones más rápidas y económicas. Además, la interiorista propone un extra fácil de aplicar: «Si quieres un plus, cambia las tulipas de las lámparas por un tono más cálido o con más textura. Las tulipas con aire vintage o retro ayudan también a que el espacio se vea mucho más cálido y acogedor«. Tal y como propone Pilar Simón, pequeños cambios conscientes pueden hacer que un salón pase de correcto a verdaderamente acogedor.