La brillante vuelta de Shane Lowry en la segunda jornada de The Open Championship quedó empañada por una polémica penalización de dos golpes que le fue comunicada cuando ya marchaba por el hoyo 15. El irlandés, visiblemente decepcionado, explicó con franqueza lo ocurrido al término de su ronda.
“No sabía que había pasado nada hasta que el árbitro se me acercó en la calle del 15 y me dijo que había una posibilidad de que la bola se hubiese movido en el 12 en mi segundo golpe”; explicó Lowry ante los medios. Tras preguntarle cuántos golpes supondría la infracción, la respuesta fue demoledora: dos golpes de penalización. En ese momento, el campeón de 2019 se sintió al borde del corte.
Lowry no se mostró combativo con los oficiales, pero sí dejó claro su malestar con el proceso. “Estoy decepcionado con que no tuvieran más ángulos de cámara. Solo tenían uno, con zoom y en cámara lenta. Yo estaba mirando directamente a la bola y no vi que se moviera”.
A pesar de sus dudas sobre si hubo realmente infracción, el jugador de Offaly decidió aceptar la penalización por un motivo tan honesto como contundente. “Aún no estoy seguro de si la bola se movió o no, pero no quiero que se me empiece a señalar ni a hablar de mí como un tramposo. Lo último que quería era sentarme allí a discutir y luego ser destrozado en redes sociales”.
Con esa penalización, su tarjeta pasó de 70 a 72 golpes, dejándolo al par total y alejándolo a ocho golpes del líder, Scottie Scheffler. “Sentía que si hacía dos o tres birdies podía escalar posiciones, pero tras lo ocurrido en el 12, jugué los últimos hoyos pensando en no caer fuera del corte. Por suerte, el birdie en el 15 fue vital”; añadió.
Sobre el motivo exacto del movimiento de la bola, Lowry fue claro. “Al parecer, golpeé una brizna de hierba durante el swing de práctica y eso hizo que la bola se desplazara ligeramente. Algo tan mínimo como un hoyuelo fue suficiente”.
Lowry, que en 2019 firmó un histórico 63 en un sábado en Portrush camino al título, tratará de rehacerse el fin de semana. “Es una mala jugada del destino, pero así es el golf. A levantarse y a darlo todo mañana. Eso sí, tendré que salir más temprano… y me voy a perder el partido de los Lions”; concluyó con una sonrisa amarga.
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