Lleva ya unos días en A Coruña. ¿Cómo se encuentra?
Bien. Sufriendo un poco, como todas las pretemporadas, pero es necesario para que luego todo sea más fácil durante el año.
En esta toma de contacto inicial con sus nuevos compañeros, ¿qué tal ve al equipo?
Muy bien. A algunos ya los conocía de jugar contra ellos y otros sabía quienes eran a través de otras personas. Son todos muy jóvenes, entonces es muy fácil adaptarse.
La plantilla es una mezcla gente joven y jugadores más rodados. ¿Qué opina de esta fórmula?
Me parece una muy buena idea. Es necesario que todos los equipos mezclen juventud con otros perfiles de más experiencia. Los más veteranos tenemos que ayudar a que los chicos vayan creciendo.
En su caso, ¿a qué se debe su apuesta por el OAR?
Creo que este club puede progresar muy rápido. Igual no el primer año [en División de Honor Plata], pero sí a corto o medio plazo. Estoy seguro de que va a crecer.
La División de Honor Plata es una competición muy igualada. ¿Cree que será un reto exigente?
El primer año en una categoría nueva siempre es difícil. Tenemos muchos jugadores que nunca han jugado en Plata y tienen que adaptarse y ver si dan el nivel. Hay que ir poco a poco para buscar nuestras ocasiones de estar lo más arriba posible.
¿Cuál debe ser el objetivo del vestuario esta temporada?
Antes de nada, hay que mantenerse. Y después, aprovechar las oportunidades de subir más alto en la tabla, depende de como vaya la cosa. Hay otros clubes que llevan mucho tiempo en esta liga intentando ascender a Liga Asobal y no lo consiguen, porque es un proceso difícil. Lo primero que tenemos que hacer, como digo, es adaptarnos y ver cuál es nuestro lugar.
Con su experiencia y su bagaje bajo los palos, ¿qué rendimiento individual espera este curso?
El balonmano es un deporte colectivo, así que espero poder aportar cosas al grupo. Quiero ayudar a los más jóvenes a dar un paso adelante, a crecer y a que el salto de categoría sea un poco más fácil para ellos.
¿Qué es lo que más le caracteriza como guardameta?
Bueno, hay varias cosas, aunque no todo es perfecto (risas). Yo intento dar el máximo en cada entrenamiento para que luego en el partido sea todo más fácil. Diría que soy muy trabajador, sobre todo. Me definiría así.
De sus nuevos compañeros, ¿alguno le ha sorprendido en las primeras sesiones de trabajo?
Hay varios chicos que en los primeros entrenamientos ya vi que tienen buen nivel, pero llevamos muy poco tiempo y no es lo mismo entrenar que jugar. La temporada es muy larga, así que ya veremos.
Durante la fase de ascenso jugó aquí su excompañero Ángel Iglesias. ¿Habló con él antes de venir?
Sí, claro. Yo con Ángel estuve dos veces, en el Cangas y en el Sinfín. Él es de A Coruña y le pregunté varias cosas para informarme. Todo lo que me dijo del club fueron buenas palabras y eso me facilitó bastante la decisión de fichar.
Estuvo en las filas del Cangas. ¿Qué recuerda de aquella primera etapa en el balonmano gallego?
Hace ya diez años de eso, sí. Fue una experiencia muy buena, porque el pabellón siempre estaba lleno y apretaba mucho. En mi segundo año en Cangas conseguimos entrar en Europa, que es una de las mejores cosas que ha hecho el club en su historia. La gente allí era muy cercana e hicimos una buena piña, por eso nos fue tan bien en la clasificación y conseguimos tantos resultados buenos.
La unión del grupo fuera de la pista, ¿es realmente tan importante para lograr los objetivos?
Sí, parece un tópico, pero facilita mucho las cosas. Si los compañeros se llevan bien, se habla más de las cosas de la pista, se discuten más detalles, y eso ayuda a conocer mejor las situaciones [de juego], entonces todo es mucho más fácil. Es básico y muy importante que los jugadores tengamos buena comunicación entre nosotros, aunque no siempre es sencillo conseguirlo.
¿En el OAR la hay?
Sí, aquí hay muy buena base. Todos los que están son buenos chavales y tanto el entrenador como el cuerpo técnico también nos ayudan mucho.
Hablaba antes de la unión entre la gente y los jugadores del Cangas. ¿Tiene ganas ya de saltar a la pista y conocer el ambiente de San Francisco Javier?
Sí, claro, eso seguro. Pero primero tenemos que hacer una buena base de entrenamientos para prepararnos para lo que nos viene por delante. Jugar sin entrenar no es viable, no da resultados. Entonces, tenemos que pasarlo un poco mal ahora en la pretemporada para llegar bien a los partidos y disfrutar con nuestra gente.
¿Le ha dado tiempo a conocer algo de la ciudad o todavía no?
Tengo muy poco tiempo de ver cosas, pero en la zona en la que vivo, de momento, me gusta todo. Es una ciudad muy cómoda y tiene playa, montaña… Creo que voy a estar muy cómodo aquí, aunque, de momento, solo tengo tiempo para el pabellón.
¿Qué huella le gustaría dejar en el club el día que se vaya?
Lo primero, ojalá me recuerden como una buena persona. Y, en lo deportivo, por llegar a lo más alto. Que se recuerde donde empezamos y, luego, si llegamos a Asobal, por haber conseguido ese ascenso. Y por estar lo más arriba posible en Asobal, también. ¿Por qué no? Cuando llegué a Torrelavega hace cuatro años, peleábamos por la permanencia. Y, al final, entramos en Europa y jugamos la final de Copa contra el Barcelona. Fue lo máximo que consiguió el club.
¿Es un experto en hacer historia en los equipos que pisa?
Bueno, coincide así (risas). Esto es un deporte colectivo y no depende todo de una persona, ni de dos, ni de tres. Es un trabajo de equipo. Pero ojalá aquí consigamos lo máximo que se pueda sacar.