«Aficionados que vayan a los toros con la mente clara, para divertirse, no hay tantos», afirmó ayer Diego García de la Peña, rejoneador retirado, ganadero y pregonero del acto organizado por la Peña Miguel Ángel Perera como preámbulo de la feria de Begoña. En un encuentro que tuvo como escenario el jardín del restaurante Somió Park, el extremeño, con fuertes vínculos con Asturias por razones familiares, disertó sobre la evolución del toro y del torero, reivindicó la tauromaquia como una «ciencia viva», como «arte, romanticismo, luz, sentimiento y belleza» y como «una fiesta que se vive desde la plaza y desde el campo».
Fue Maritina Medio, presidenta de la peña Miguel Ángel Perera, la primera en hablar desde la mesa institucional, en la que también estaban, aparte del pregonero, la Alcaldesa, Carmen Moriyón; el vicepresidente de la peña organizadora, José Antonio Miyar; y Juan Muñiz, secretario de la misma. Destacó Medio que la tauromaquia «está muy arraigada en la cultura española» y recordó los periodos en los que cesaron las corridas en el coso de El Bibio, durante la Guerra Civil, por la pandemia y en «algún episodio que no viene al caso», en velada referencia a la decisión de la anterior Corporación municipal de acabar con la lidia. José Antonio Miyar, vicepresidente de la peña organizadora, se encargó de presentar al pregonero, si bien antes remarcó la «perseverancia» de los presentes para recuperar la tauromaquia en Gijón y por «luchar por que siga viva», lo que provocó los aplausos de los asistentes, entre los que había miembros de las peñas José Tomás, Dávila Miura, Astur, Cocheras o Rivera Ordóñez. También estuvo la marquesa de la Vega de Anzo, Pilar González del Valle. Por el gobierno local acudieron los concejales foristas Jorge González-Palacios y María Mitre; y el diputado autonómico del PP Luis Venta y la también popular María Mori.
José Antonio Miyar subrayó que Diego García de la Peña, que recibió posteriormente un obsequio, «nació con sangre taurina». «De pequeño le decía a sus padres que solo comía si lo sentaban sobre un caballo de madera», comentó Miyar, que también repasó la trayectoria del pregonero, como sus faenas en Las Ventas o las numerosas cogidas que sufrió. «En Eibar llegó a torear con cinco costillas rotas», aseveró Miyar, que ensalzó de García de la Peña que «apoyó todas las causas que hacían evolucionar a la tauromaquia».
Tomó entonces la alternativa García de la Peña, que en el pasado, además, trabajó como especialista de escenas arriesgadas en películas del Oeste. «Gijón es muy especial para mí», reconoció el pregonero, que cargó contra los «sectarios y obsesionados» antes de departir sobre el desarrollo del arte del toreo y del toro como animal. También desgranó el surgimiento del toreo a pie, el «auge de las escuelas taurinas» o la formación de las grandes ganaderías.
Asistentes al pregón taurino. / Marcos León
El pregonero proclamó que los toros han cambiado con el tiempo. «Encasillarse en una época u otra es un fallo», manifestó Diego García de la Peña, para el que el torero «tiene que ir adaptándose al gusto del público». El extremeño mencionó la «quietud» y la «profundidad» como los «pilares» en los que se asienta el toreo.
Diego García de la Peña se mostró transparente. «Soy católico, monárquico y taurino; son mis religiones», confesó el retirado rejoneador, que culminó el discurso con un «canto a la nostalgia». «De la fiesta que recibí con mis abuelos a la que hoy muchas veces tengo que ver… Me causa un gran estropicio interno», sostuvo.
Carmen Moriyón encomió la «lección magistral» del pregonero y reivindicó «criterios» como el suyo. «Es esencial escuchar a los que han estado durante décadas a un lado y otro de la barrera», subrayó Moriyón, que ensalzó que Gijón, una «ciudad libre en la que el derecho a elegir se cuida y respeta», acoge la nueva edición de la feria de Begoña «con la emoción y el orgullo intactos». «Hacía tiempo que la feria no presentaba este brillo e impulso», afirmó la regidora, que destacó el «latido popular de una ciudad inundada de cultura y carente de prejuicios». «La tauromaquia no es solo un festejo, sino memoria e identidad», declaró Moriyón, que agregó que «lo que se vive en El Bibio es extremadamente singular». El acto finalizó con una actuación musical del grupo «Sí Bemol».
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