Aunque con el mercado en vivo es inapropiado dar algo por cerrado o por descartado, al cierre de esta edición la salida de Juanlu Sánchez está estancada, con el de Montequinto más dentro que fuera, aseguran a ESTADIO Deportivo desde su entorno, que ve más probable que siga en el Sevilla FC a que se marche a un Nápoles que había fijado este jueves 7 de agosto como plazo máximo para confirmar o abandonar la operación. A última hora, el Nottingham Forest ha entrado en liza y preguntado las condiciones de un posible traspaso, pero, pese a que los ‘Tricky Trees‘ podían llegar seguramente, como el Wolverhampton Wanderers, al listón fijado en Nervión (20 millones de euros), el canterano blanquirrojo ha rechazado cualquier opción de la Premier League, pues, de no continuar, como es su deseo, únicamente se planteaba formar parte del vigente campeón de la Serie A.
Todo puede cambiar en las próximas horas, máxime en un asunto tan mutable como éste, aunque las sensaciones son pesimistas en cuanto al cambio de aires de Juanlu. Como ocurriera hace dos semanas, las posturas entre las entidades andaluza y partenopea vuelven a estar muy distantes. Y es que Giovanni Manna, director deportivo ‘azzurri’, considera que, tras hacer un nuevo esfuerzo para convertir la propuesta anterior de 15 millones de euros fijos y dos en variables en 17 millones sin pluses, aunque con pago en cuatro plazos, además de conceder un 5% de una futura venta para que el Sevilla FC pueda obtener un nuevo pellizco dentro de unos años, no tiene sentido que Antonio Cordón se descuelga exigiendo los 20 millones que le daban los Wolves hasta que el lateral e interior se plantó para exigir que llegasen a un entendimiento con el Nápoles, ya que él tenía un compromiso hasta 2030 apalabrado allí desde hace varias semanas.
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Hasta el 30 de agosto hay tiempo de cesiones por todas las partes, aunque las ganas de salir se le han pasado pronto a Juanlu, que, incluso, amenazaba con ‘torpedear‘ un hipotético acuerdo esta semana entre nervionenses y transalpinos, lo que le habría hecho quedar mal. Según confiesa a su círculo más íntimo, no entiende por qué tiene que marcharse, si está contento con su reciente renovación hasta 2029 y cree poder hacerse un hueco en los planes de Matías Almeyda, mientras que a compañeros como Loïc Badé o Dodi Lukébakio se les permite tumbar pactos muchos más rentables por su intención compartida de seguir siendo blanquirrojos. A día de hoy, por tanto, el quinteño se queda.