Inés Barea

Sábado, 9 de agosto 2025, 02:00

Tomás Rufo (Talavera de la Reina, 1999) llegará a El Bibio el 15 de agosto, día de la Virgen de Begoña que da nombre a la feria, para estrenarse con toros de La Quinta, en un cartel que comparte con Emilio de Justo y Clemente. Decir que la afición gijonesa lo espera con ilusión es poco. El respetable no ha olvidado, tampoco lo ha hecho el diestro, que de su última corrida en Gijón salió a hombros. No es de extrañar que guarde un entrañable recuerdo de la ciudad, a la que no duda en elogiar por su valentía en la defensa de la tauromaquia. El cariño es mutuo.

–¿Qué significa para usted torear en una plaza como El Bibio?

–Gijón es una de las plazas más bonitas de España y para los toreros es un lugar marcado en el calendario porque es una feria que tiene mucha historia y un público ejemplar. Además cuando tomé la alternativa la plaza tuvo problemas y estuvo cerrada por decisiones políticas y ahora se ha convertido en un símbolo de libertad que todos debemos apoyar.

–¿Cómo se prepara física y mentalmente para una feria como esta?

–Mentalmente te preparas a diario porque a los toreros lo que más nos preocupa es estar bien de cara al público no defraudar. Cuando tienes citas tan importantes como la mía en Gijón te mentalizas aún más porque el triunfo esencial. En cuanto al torero de salón te diría que es la parte más física cuando estás en plena temporada.

–Toreará con La Quinta, que está generando mucha expectación.

–Es una ganadería que mantiene un tesoro genético como en su ganadería y podríamos decir que ha derivado en un encastre propio prácticamente. Es un animal que embiste muy despacio pero también muy exigente que hace que los toreros nos entreguemos porque el reto es muy grande. A mí me hace mucha ilusión matar esta corrida en Gijón porque será mi debut con ella y creo que la forma de embestir de estos animales casa muy bien con mi forma de entender el toreo.

–¿Qué balance hace de su temporada hasta el momento?

–Mi temporada es muy positiva porque ha habido triunfos casi a diario y tengo el único lunar de la faena de Madrid que pinché. Está claro que cada tarde hubiera querido más pero salir a hombros en plazas como Valencia, Arlés, Pamplona, Alicante, Burgos… Muestran que la temporada es positiva.

–¿Y de su evolución en los últimos años?

–Pues mi evolución no cabe duda que está marcada por la madurez ya que cuando uno lleva tiempo en el toro aunque sean cuatro años como yo va adquiriendo más capacidad para estar delante. Esta técnica puede tener la parte negativa de que todo parece más fácil pero yo estoy usando este oficio para ahondar en mi idea de un toreo vertical y lo más lento posible.

–¿Cómo definiría su concepto del toreo, lo que le hace especial en la plaza?

–Cuando llegué al escalafón de novilleros después de Madrid te diría que lo que marcaba mi carrera era la frescura y un concepto donde había capacidad de interpretar multitud de ideas. A medida que he ido creciendo en el toro considero que la frescura es básica para que la gente te apoye y disfrute contigo pero mi idea es más clara que nunca, torear vertical y despacio.

–¿Hay alguna faena o tarde que guardes con especial cariño?

–Hay muchas que te podría decir como el San Isidro de Vistalegre con un novillo del maestro Juli, el recibo a un toro de Juli en El Puerto, las puertas del Príncipe de Sevilla o la faena este año en Madrid.

–¿Le queda algún sueño por cumplir como torero?

–Siempre he dicho que me gustaría que me tocaran la música con el capote en Sevilla pero a medida que pasan los días tengo claro que mi mayor objetivo es triunfar cada día y dejar el cartel bien alto para que el año siguiente el público demande mi nombre.

–¿Qué mensaje le gustaría lanzar al público de Gijón antes de la corrida?

–Enhorabuena por haber defendido como leones un arte tan especial como el toreo y enhorabuena por haber dotado a la plaza esa personalidad que la hace tan única y que hace que los toreros queramos ir a Gijón como prioritario.

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