El programa Espejo Público abordó este viernes la controversia de las pub Crawls en Barcelona, rutas turísticas que combinan recorrido por bares, chupitos gratis y entradas a discotecas a precios bajos. El debate surge tras la decisión del Ayuntamiento de prohibirlas por las reiteradas quejas de ruido y suciedad de los vecinos.
Durante la emisión, el presentador del programa Miquel Valls explicó que estas rutas son, básicamente, “actividades organizadas para emborracharse en grandes cantidades a bajo coste”. Según su exposición, el Ayuntamiento considera que afecta gravemente la convivencia y el descanso nocturno en zonas turísticas.
Para conocer la postura de los organizadores, el programa entrevistó por teléfono a Roberto , portavoz de la asociación Evolve. “¿Tú organizas este tipo de eventos?”, disparó Valls. Y el invitado lo negó. “¿Tú no los organizas?”, insistió el catalán. “No, te voy a explicar por qué. Todos somos ignorantes en algo, ignoramos muchas cosas y lo que acabas de mencionar…”, narraba el entrevistado. “¿Me ha llamado usted ignorante, Roberto?”, preguntaba con sorpresa Valls.
“No, no. Estoy diciendo que todos ignoramos cosas, yo ignoro muchas cosas”, se defendía el invitado. Y entonces explicó que usan el “nombre comercial” de Pub Crawl “pero es una actividad totalmente diferente que no involucra el alcohol, y que el principal objetivo es que la gente salga de manera saludable, cumpliendo las normativas locales”.
Roberto explicó que su propuesta se orienta a la socialización y el ocio saludable entre jóvenes. Sostuvo que no promovían el consumo masivo de alcohol como objetivo principal, y dejó claro que el consumo final depende de cada participante.
Imagen de ‘Espejo Público’.
El portavoz defendió que su modelo incluye guías locales que acompañan a los turistas. Según él, la presencia de estas guías reduce el riesgo de comportamientos incívicos, facilita el cumplimiento de las ordenanzas municipales y mejora el respeto al descanso de los vecinos.
Valls insistió en que, pese a las diferencias argumentadas, el esquema sigue siendo similar al de las pub crawls tradicionales. Y recordó que él ha llevado a cabo muchas grabaciones de estas rutas turísticas en las que se observan precios reducidos, abundante consumo de alcohol y recorridos masivos por bares y discotecas.
Frente a estas críticas, Roberto aseguró que el término “Pub Crawl” se ha demonizado con el tiempo. Afirmó que en sus inicios, hace setenta años en Irlanda, no estaba vinculado exclusivamente al abuso de alcohol, y que lo que se ha prohibido son modelos más agresivos de empresas anteriores.
El portavoz subrayó que la generación actual de jóvenes “bebe mucho menos” que las anteriores y prefiere experiencias culturales o de socialización. Insistió en que sus rutas no persiguen la fiesta descontrolada, sino el encuentro entre personas en un contexto divertido pero respetuoso con el entorno urbano.
El cruce entre Valls y Roberto dejó patente la distancia entre la percepción mediática y la visión empresarial de estas rutas. Mientras el periodista las asocia casi inevitablemente con el turismo de borrachera, el organizador defiende un modelo que, según él, apuesta por un ocio más controlado y responsable.