El olor de la especie Titan arum (Amorphophallus titanum) es la que le ha dado su popular nombre de “flor cadáver”. Su hedor a carne podrida se huele a la distancia y hasta hace unos meses la ciencia no podía explicar por qué se generaba.
Originaria de la selva de Sumatra en Indonesia, su llegada al Jardín Botánico de la Universidad de Varsovia es toda una excentricidad: fue donada por un residente que no podía cuidarla más. Sorpresivamente, se adaptó a sus nuevas condiciones y este verano los jardineros anticiparon que florecería entre el 4 y el 10 de agosto. Esta semana, en Polonia nadie se ha querido perder este espectáculo natural.