En estas fechas, con las aulas cerradas y las calles llenas de turistas, en Vigo los libros infantiles siguen teniendo un hueco. Las librerías de la ciudad coinciden, las vacaciones no suponen un parón en la lectura, sino un cambio en los hábitos.
«En verano se vende un poco más a los que no leen tanto durante el año», explica Elina Rodríguez, fundadora de la cuentoludoteca y librería Mi Rincón Favorito. Las familias buscan ejemplares de bolsillo para llevar a la playa, de viaje o a restaurantes, y muchos aprovechan para renovar sus colecciones con lecturas que acompañarán a los pequeños durante semanas.
Clásicos con ilustraciones
Desde varios establecimientos aseguran que el contenido más demandado son «los cuentos rimados y las colecciones de editoriales como Kalandraka», dirigidos a bebés y niños de hasta tres años, así como títulos con texturas o sonidos. Entre los lectores de tres a seis años crecen las ventas de libros con «valores positivos y propuestas de autoras como Lucía Galán».
A medida que aumenta la edad, ganan terreno los cómics, las adaptaciones gráficas de clásicos y sagas como Los Futbolísimos, Harry Potter o El diario de Greg. «Hay niños que vienen y eligen, y otros en los que los padres orientan un poquito más… Depende de cada familia», señala Paula, dependienta de Libro’s.
Lecturas en gallego
Esta temporada trae también un público distinto. En zonas como el Casco Vello, los turistas que repiten año tras año aprovechan para llevarse títulos en grandes cantidades, sobre todo en gallego, difíciles de encontrar en otros lugares. «Muchos vienen cada verano y los ves crecer. Se llevan libros para todo el año porque luego allí no los encuentran o no quieren comprarlos por internet», explica Carmela Sieiro, de Libros para Soñar.
Aunque no todas las librerías cuentan con espacio para actividades, en algunos casos el libro sale a la calle. En Mi Rincón Favorito, los sábados se celebran cuentacuentos gratuitos al aire libre, con el objetivo de fomentar la lectura en gallego. «Siempre relacionamos los talleres con historias y emociones y viene gente desde Francia o Italia», detalla Rodríguez. En otros puntos de la ciudad, actividades como sesiones específicas para los más pequeños, cursos para adultos o visitas a los colegios, se mantienen durante todo el año.
Si bien las vacaciones parecen dar más margen para leer, las pantallas siguen siendo una competencia constante. “Nuestro público prioriza la lectura e intenta huir un poco de móviles y tabletas, aunque es una lucha complicada”, asegura Carmela. Las librerías viguesas afirman que, tras la pandemia, “han resurgido la curiosidad e interés por esta actividad”, aunque “todavía hay mucho que hacer para reducir el tiempo frente a los teléfonos”.