Hacía tiempo que Carlos Alcaraz no pasaba tres semanas de descanso de verano. Lo ha pasado bien, con los suyos, tranquilo, sin tocar una raqueta en los primeros días después de Wimbledon, y sin pisar un gimnasio ni salir a correr con sus amigos. « … Cuando estoy de descanso, estoy de descanso. Ellos salían a correr por las mañanas y a veces pensaba en ir, pero luego me quedaba y los esperaba ya desayunando. Intenté aprovechar al máximo el tiempo con todos, con mi gente cercana, para refrescar la mente», admite el murciano, descansado de la primavera, 33 victorias en 35 partidos, olvidada la derrota en la Catedral. «Obviamente, no quería perder. Es una final de Wimbledon. Pero salí de la pista feliz, orgulloso, sonriendo. Tenía que perder una final de Grand Slam en algún momento. Hay muchas cosas que tengo que mejorar de ese partido, pero me llevó horas superarlo, no días. Tengo que estar agradecido por todo lo que he logrado, por todo lo que estoy viviendo», acepta. Con cuaderno nuevo y camisa remangada, está listo para empezar este Masters 1.000 de Cincinnati en el que debuta este domingo, en horario todavía por confirmar.
Es un torneo que le encanta, dice, y del que tiene bonitos recuerdos y muy malos recuerdos. Entre los primeros, esa final de 2023 que perdió ante Novak Djokovic, sí, pero en la que ofreció un recital de lo que llegaría más adelante. Un partidazo de 5-7, 7-6 (7) y 7-6 (4) que se convirtió en la final más larga de un torneo ATP a tres sets (tres horas y 49 minutos) y que sacó estas palabras del propio Djokovic, que se ha dado de baja en esta edición: «Ha sido una locura, sinceramente. Es difícil de describir. Ha sido uno de los partidos más duros que he jugado en mi vida. Sin importar el torneo, la categoría, el nivel o el rival. Esto ha sido increíble».
Entre los malos recuerdos, el del año pasado, donde Carlitos dejó para la posteridad un inusual arrebato de furia, destrozada la raqueta por tres golpes al suelo, en su estreno, con derrota, ante Gael Monfils. Ya no es aquel, sino un tenista que ha aprendido mucho de lo bueno y lo malo. Es uno que sonríe y que vive feliz, tanto fuera de la pista, como dentro, pues ha encontrado un camino en el que todo está en su sitio. «Ahora mismo, mi objetivo es seguir haciendo lo correcto. Estoy muy contento con todo lo que hago. Voy a intentar que siga así. Hay muchas cosas que quiero mejorar en mi juego, pero ahora mismo quiero ser feliz, disfrutar de mi tiempo dentro y fuera de la pista», concede.
Acompañado en este torneo por Samuel López (Juan Carlos Ferrero se unirá en el US Open), el murciano se puso enseguida a trabajar tras aterrizar el lunes para adaptarse cuanto antes a las condiciones de la pista dura, en la que más competencia ha encontrado siempre. Y ha coincidido en pista con Jannik Sinner, su objetivo los próximos meses.
No solo por intentar derrotarlo esta vez, algo que podría darse en la final del 18 de agosto si los dos transitan sin resbalones por el camino, sino porque aspira a sentarse en el trono que defiende el italiano desde el 10 de junio de 2024. Ese número 1 de la clasificación que Alcaraz tiene al alcance a lo largo de este otoño. Entre Cincinnati y US Open, solo defiende 60 puntos; Sinner, los 3.000 de ganar ambos títulos. «Recuperar el número 1 al final del año. Ese es mi objetivo para esta segunda parte del curso», reconoce.
Alcaraz, en un entrenamiento en Cincinnati
Kathryn Riley/Wick Photography para Cincinnati open
Porque se le ha hecho siempre cuesta arriba el calendario a partir de verano. Después de brillar en primavera, le ha costado alargar los éxitos más allá del verano. Con 22 años, tiene 21 títulos en su vitrina, pero solo dos, US Open 2022 (ganado a Casper Ruud) y el ATP 500 de Pekín 2024 (a Sinner), tienen fecha posterior a julio. Y solo una final: la del citado Cincinnati de 2023 ante Djokovic.
Para paliar esa rémora se prepara estos días a su manera: entrenamientos y juegos de petanca con el equipo, combinación de trabajo y disfrute que le funciona; y con la que aspira a triunfar en Ohio y a recuperar su corona en Nueva York. Más allá, liderará al equipo de Copa Davis, con Alejandro Davidovich, Pedro Martínez y Marcel Granollers (13-15 de septiembre en Marbella contra Dinamarca). Pero ahora, toca pensar en mañana. Descansado, liberado, feliz, Alcaraz tiene hambre: «Llego más fuerte», avisa.