Convertido en artista «de la noche a la mañana» desde que se jubiló hace cinco años, esta nueva actividad del compostelano Julio Ferreiro Garea tras jubilarse como cámara de TVE surgió porque «empecé a pensar sobre cómo se podía mejorar el muro de cemento lleno de basura que me encontraba cada día al salir del portal en la rúa da Espiñeira». Un muro en el que luce su primer mosaico de azulejos, material con el que jamás había trabajado hasta ese momento y que «me vino a la cabeza porque si pintas o limpias dura poco, así que pensé en el azulejo, cargué el coche y empecé con ellos en una esquina de la calle, pero al final me lié y le di a todo el muro».
Encargos de asociaciones de vecinos
Fue ese el punto de partida para las numerosas intervenciones artísticas que ha llevado a cabo desde entonces en Santiago, entre ellas en barrios de la capital gallega como Pontepedriña, Vista Alegre o la Avenida de Vilagarcía, y que le fueron solicitadas por las propias asociaciones de vecinos.
Inmerso desde hace dos meses en el que por ahora es su último trabajo artístico en la ciudad, Julio Ferreiro avanza en conversación con EL CORREO GALLEGO que tiene previsto finalizar este mismo fin de semana el mosaico que está realizando en un lateral de la iglesia de Santa Marta. Una capilla en la que ya había realizado un mosaico hace dos años, pero que fue derribado.
Sobre esta nueva actuación, encargada por el párroco de la iglesia para «tapar la parte que quedó tras retirar el muro en el que estaba el mosaico», en la que lleva embarcado dos meses, indica que «ha llevado su tiempo porque ya no es solamente el mosaico, ha habido que hacer albañilería y fontanería porque el canalón de arriba se estaba cayendo», y añade que ha contado durante todo este tiempo con la ayuda de un amigo.
Más de 500 euros de su propio bolsillo
Reconoce resignado que no hubo voluntarios de la parroquia para llevar a cabo estas labores, como tampoco para contribuir a sufragar los gastos de una iniciativa en la que, además de una media de más de cinco horas diarias de trabajo, ha invertido quinientos euros de su propio bolsillo para compra de material, «aunque también recojo de la calle y reciclo si encuentro azulejos, y hay gente que me regala si le sobra porque sabe que hago estas cosas».
En cuanto a la creación artística propiamente dicha, señala que «he intentado rellenar el espacio con temas religiosos como un altar, un sacerdote, una Biblia, y también una caricatura de Santa Marta, ya que es la iglesia de Santa Marta».
Laborioso proceso creativo
Vecino del barrio desde hace más de cuatro décadas, aunque nació y creció en Pontepedriña, explica que «primero pinto el dibujo con tiza sobre el muro y después voy pegando los azulejos», un laborioso proceso en el que indica que «hay que tener mucha paciencia, pero yo para esto la tengo», y aunque subraya que «el 99% de quienes pasan le felicitan y están contentos con cómo está quedando», admite que también tiene «paciencia y educación con ese 1% que se empeña en darte consejos, entonces todos son arquitectos y albañiles».
La intervención de Santa Marta incluye además la colocación de «unas plantas para separar el mosaico de la zona de aparcamiento, en las que hemos invertido más de cien euros».
Nuevo proyecto en Zamora y para el Club Atlético Fátima de fútbol
Tras dar por finalizada esta obra durante el fin de semana, tiene previsto viajar de forma inminente a Zamora, desde donde le han requerido para realizar «un coche antiguo en la pared de una urbanización que está en un parquin», y después se encargará de la encomienda que le han hecho desde el Club Atlético Fátima «para decorar la entrada del estadio con el escudo del club y con un niño y una niña jugando al fútbol, ya que a ese campo acuden muchos pequeños jugadores».
Respecto a la inspiración en su labor creativa, Julio Ferreiro afirma que «hay mucha gente que me dice que el artista soy yo y lo deja en mis manos, otra me hace sugerencias sobre alguna cosa que quiere incluir y luego la diseño yo».
Artista al jubilarse
Sin haber dibujado «absolutamente nada en la vida, nunca fui dibujante» antes de la jubiliación y con una única incursión como artista en el mundo musical con el grupo NHU a finales de los setenta, en esta nueva faceta pone en valor el hecho de que, además de sufragarle los gastos de material de los encargos que recibe, también el horario se lo marca él, «sin prisas y cuando yo puedo».