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Comer tres raciones de patatas fritas a la semana podría aumentar en un 20% el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2, según un nuevo estudio. Pero los amantes de las patatas no deben desesperar. Según un estudio publicado en ‘The BMJ’, las personas que comían cantidades similares de patatas asadas, hervidas o en puré no tenían un riesgo significativamente mayor de desarrollar esta enfermedad crónica.

«La asociación entre una mayor ingesta de patatas y un mayor riesgo (de diabetes tipo 2) se debe principalmente a la ingesta de patatas fritas«, afirma el equipo dirigido por la Universidad de Harvard. Las patatas contienen nutrientes como fibra, potasio y vitamina C, pero también mucho almidón, un tipo de hidrato de carbono que se descompone en glucosa, que proporciona energía.

Las patatas se han relacionado con un mayor riesgo de diabetes de tipo 2, hipertensión arterial y aumento de peso. Sin embargo, los últimos descubrimientos subrayan que la forma en que preparamos nuestros alimentos importa bastante en lo que respecta a nuestra salud. «En nutrición no sólo importa lo que comemos, sino también lo que dejamos de comer cuando lo hacemos», afirma en un comunicado Diana Díaz Rizzolo, profesora de la Universitat Oberta de Catalunya de Barcelona.

Comer patatas fritas 7 veces por semana aumenta un 27% el riesgo

En el estudio participaron más de 205.000 personas de Estados Unidos, y los investigadores siguieron sus dietas durante más de tres décadas. Durante ese tiempo, se diagnosticó diabetes de tipo 2 a más de 22.000 personas. En comparación con las personas que rara vez comían patatas, las que comían al menos siete raciones de patatas a la semana tenían un riesgo un 12% mayor de desarrollar diabetes de tipo 2, según el estudio.

Pero las personas que comían patatas fritas tres veces por semana tenían un riesgo un 20% mayor de padecer diabetes en comparación con las personas que rara vez las comían. Con siete raciones semanales, el riesgo aumentaba al 27%.

Según Cristóbal Morales, especialista en endocrinología y nutrición del Hospital Vithas Sevilla (España), que no participó en el estudio, los resultados sugieren que se debe dar prioridad a los cereales integrales y limitar el consumo de alimentos fritos, «incluso cuando se trata de opciones que en principio pueden parecer ‘sanas’, como las patatas».

Significado del estudio para las dietas sanas

El estudio tiene algunas limitaciones. En general, las personas que comían más patatas tendían a ser menos activas, a tener dietas menos nutritivas y a ingerir más calorías. En sus dietas abundaban la carne roja, los huevos, los cereales refinados y las bebidas azucaradas. Los investigadores intentaron tener en cuenta el estilo de vida y los datos demográficos, pero los resultados podrían estar sesgados por estos factores.

El informe tampoco establece que comer patatas fritas provoque realmente diabetes de tipo 2, sólo que ambas están relacionadas. Los resultados se suman al debate científico sobre el impacto de las patatas en nuestra salud. Un estudio de diseño similar de 2015 encontró que comer más patatas estaba vinculado a un mayor riesgo de diabetes, pero no diferenció entre papas fritas y hervidas, horneadas o en puré.

Y en 2019, un panel de expertos recomendó que las personas limitaran su consumo de patatas a unos 350 gramos por semana, aproximadamente una patata Russet grande. Pero otros investigadores han señalado que las patatas son típicamente sólo un elemento en el plato – lo que significa que no deben recibir toda la culpa. Los estadounidenses, por ejemplo, tienden a acompañar las patatas con carnes rojas o procesadas, que también se han relacionado con la diabetes tipo 2 y otros problemas de salud.

Los últimos resultados refuerzan la idea de que «no debemos demonizar los alimentos integrales sin tener en cuenta cómo se preparan, con qué se acompañan o por qué se sustituyen», afirma Díaz Rizzolo, que no participó en el estudio. Expertos independientes señalaron que las personas que desean mantener una dieta sana deben tener en cuenta tanto la forma de cocinar las patatas como las alternativas que tienen sobre la mesa.

Por ejemplo, las patatas fritas suelen estar ultraprocesadas, y este tipo de alimentos se han relacionado con una mala salud. Mientras tanto, las patatas asadas, hervidas o en puré suelen estar mínimamente procesadas. En general, Morales afirmó que el estudio tiene «un mensaje claro: prevenir la diabetes tipo 2 empieza por adoptar y mantener estilos de vida y una nutrición saludables».