Los aficionados asturianos disfrutaron hace ahora una década del entonces novillero francés Clement Dubecq (Burdeos, 1995) en El Bibio. Ahora, Clemente regresa al coso de la carretera de Villaviciosa convertido en uno de los toreros emergentes con más ambiente entre los aficionados gracias a los triunfos en plazas de Francia que le han abierto las puertas de la temporada española.

-¿Preparado para su debut como matador de toros en El Bibio?

-Es un honor y un gran orgullo estar anunciado en Gijón. Fui de novillero y me acogieron con mucho corazón. Siempre he estado a gusto toreando en El Bibio, es una plaza muy cuidada y bonita, pero tenía la espinita clavada de no haber toreado aun como matador de toros. Quería hacer el paseíllo y, ahora, el 15 de agosto lo voy a conseguir y para mi significa mucho. Es una plaza que tengo en el corazón

-¿Cómo va la temporada?

-Está siendo un año importante, donde he tenido triunfos rotundos en plazas de primera de Francia, encontrándome a gusto con los toros. A base de mucho esfuerzo he podido expresarme. En Madrid confirmé alternativa el pasado mayo y esa tarde puse todo de mi parte para que tanto la afición de Las Ventas como quienes estaban viendo la corrida por televisión viesen que tenía mucha ambición y deseos de conseguir algo en el toreo.

-La confirmación de alternativa resultó una tarde dura.

-No salió ese toro que permite relajarse y expresarse. Cada torero con su lote tuvo que buscar las soluciones, aunque a Talavante le tocó el mejor otro y logró abrir la Puerta Grande. Yo intenté darlo todo, con mucha disposición, hasta el punto que el toro me cogió. Estaba preparado para ese escenario, tenía claro en mi mente que debía volver a la cara del toro. No me podía ganar. Demostré lo que llevo dentro y aunque me coja un toro busco conseguir todo lo que pueda delante de los animales.

-Los percances son parte de la profesión, ¿no?

-Tengo asumido desde siempre que en cualquier momento me puede coger un toro y me puede matar. Aceptarlo es un gran trabajo con uno mismo. Pero cuando lo consigues sales a la plaza más consciente de lo que arriesgas cada tarde y más libre para poder expresarte. He logrado con trabajo aceptar los riesgos y ahora puedo también conseguir los triunfos. Sobre todo, ha sido un trabajo mental.

-Tomó la alternativa en 2016 y Francia ha sido su escaparate.

-La afición francesa, cuando ve que hay entrega, siempre quiere ayudar y por eso hay muchos toreros de España que no conseguían romper y lo han hecho en Francia. Y eso les ha permitido volver a las ferias españolas. En Francia he tenido tardes de mucha responsabilidad, dándolo todo y la afición me ha ayudado. También tengo que agradecer toros importantes como «Delicado», de Santi Domecq, que indulté el año pasado en Dax. En ciertas ocasiones me han embestido los toros y he podido aprovecharlo con triunfos importantes.

-¿La tauromaquia goza de buena salud en Francia o recibe ataques como en España y América?

-Está atacada por todos lados. En Francia tenemos abogados y un conjunto de asociaciones que trabajan a la luz y en la sombra, y que hacen un gran bien al toreo. Hace unos años, cuando un ministro atacó la tauromaquia, se volcó todo el mundo y a partir de ahí hubo mucha gente que volvió a tener afición. Personas del norte, de París por ejemplo, que tenían curiosidad por descubrir la tauromaquia han venido al sur a ver lo que era la fiesta de los toros. Ahora se están llenando más las plazas que antes del ataque. Pero hay que tener cuidado con los que quieren destruir nuestra pasión.

-¿Cómo se defiende el toreo?

-Hay que transmitir la afición. Los toreros, por nuestra parte, tenemos una responsabilidad de ser sinceros en la plaza. Los profesionales debemos comunicar bien y que la gente aprenda, quitar la desinformación que hay en la tauromaquia y ser claros para que quien quiera entenderlo bien lo pueda hacer de forma simple.

-En Asturias hay quien quiere prohibir la entrada de menores.

-Yo he ido a la plaza con dos o tres años y guardo recuerdos como tocar el capote de paseo en la barrera. Todo eso creó mi afición, me llenó para conseguir ser hoy matador de toros y tener la ambición de llegar a más. Prohibir la entrada de los niños es conseguir que no haya futuro en el toreo, pero con mis ojos de niño no veía violencia en el toreo, porque me explicaban lo que había. Es necesario que las personas bien educadas lleven a los niños a las plazas, que les expliquen que en el toreo hay vida y hay muerte. Es importante que un niño lo integre y lo asuma.

-¿Cuándo decidió ser torero?

-Es una pasión fuerte desde el principio. Quería imitar a los toreros y a partir de los ocho años fue cuando tuve esa necesidad de enfrentarme a un animal. Volví locos a mis padres y a mi familia para poder ponerme delante. A los nueve años conseguí torear una becerrita y a partir de ahí supe que era lo que más quería en el mundo.

-Y el sueño comenzó a cumplirse.

-Ha sido duro y muy largo el camino, pero he tenido paciencia y he trabajado mucho para conseguir lo que hoy tengo. Me queda mucho todavía. Sé que es una suerte estar anunciado en una plaza con tanta categoría como la de Gijon, me lo tomo muy en serio y lo veo como una gran oportunidad.

-Le esperan en El Bibio toros de La Quinta y Emilio de Justo y Tomás Rufo en el cartel.

-La Quinta es una ganadería que he podido matar varias veces en Francia y triunfar. Admiro mucho a Emilio de Justo, le tengo mucho cariño. Cuando necesito un consejo sé que le puedo llamar y tiene una buena palabra para mí. Tomás Rufo es un torero joven que admiro porque ha conseguido muchas cosas, y es un buen compañero. Es un gusto estar al lado de ellos.

-Ahora hay una amplia hornada de toreros jóvenes.

-Sí. La gente está deseando ver nuevos toreros, con personalidad. Las ferias se están abriendo más a toreros jóvenes emergentes que tienen capacidad para mañana soportar el peso del toreo. Es un buen momento para los jóvenes, para triunfar y recoger los frutos.

Suscríbete para seguir leyendo