Sábado, 9 de agosto 2025, 01:13
Una investigación liderada por el Hospital de Sant Pau (Barcelona) ha identificado una alteración clave en el transporte de colesterol al cerebro y su captación por parte de las neuronas en pacientes con Alzheimer y presencia del gen APOE4, un hallazgo que podría ayudar a explicar el origen de la enfermedad.
Los resultados del estudio, publicados en ‘Journal of Lipid Research’, apuntan a que las lipoproteínas del líquido cefalorraquídeo de pacientes con esta patología neurodegenerativa tienen una capacidad reducida para suministrar colesterol a las neuronas, y que este defecto podría estar vinculado a la presencia de la variante genética APOE4, uno de los principales factores de riesgo conocidos para desarrollar la enfermedad.
«Sabemos desde hace tiempo que las personas con la variante APOE4, sobre todo en forma homocigótica, tienen un riesgo muy elevado de desarrollar Alzheimer, pero hasta ahora no se conocía bien por qué. Nuestro estudio apunta a que uno de los factores que podría contribuir es que las neuronas, en presencia de esta variante, captan peor el colesterol que les llega por el líquido cefalorraquídeo», ha detallado la investigadora Mireia Tondo, del Instituto de Investigación Sant Pau.
EL PAPEL «VITAL» DEL COLESTEROL
El colesterol tiene un papel vital para el correcto funcionamiento de las neuronas, interviene en la formación de membranas, en la transmisión sináptica y en la producción de mielina. Sin embargo, el cerebro no recibe esta molécula de la sangre, como sí ocurre en otros órganos, ya que la barrera hematoencefálica lo impide.
«Todo el colesterol necesario se produce localmente», ha explicado la doctora Tondo, que precisa que después «se almacena en unas partículas lipoproteicas específicas que lo transportan desde las células gliales hasta las neuronas» y, en caso de que este proceso falle, «la neurona puede no recibir los recursos estructurales y funcionales que necesita».
Los investigadores analizaron muestras de líquido cefalorraquídeo de 10 pacientes con Alzheimer y 10 personas sin enfermedad, procedentes de la cohorte ‘Sant Pau Initiative on Neurodegeneration’ (SPIN). A partir de estos, evaluaron dos etapas del transporte lipídico cerebral; por un lado, la capacidad de los astrocitos para ceder colesterol al líquido cefalorraquídeo; y, por otro, la capacidad de las neuronas para captar ese colesterol.
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