Ya no está de moda escribir diarios íntimos. Ahora la exposición pública es lo que se lleva y las cadenas de televisión están plagadas de … programas que sacan a la luz secretos que hace unas décadas hubieran hecho sonrojar al protagonista, e internet claro. Instagram es un ejemplo de escenario cara al público. Es allí donde Remco Evenepoel, que no había dicho ni una palabra desde que se retiró del Tour cuando comenzaba la ascensión a Hautacam, ha desvelado sus secretos, que en definitiva no son tal porque el ciclista belga es un personaje con enorme proyección pública.
Pero es que el tono de su declaración suena a capítulo de un diario personal. «Se suponía que el Tour de Francia sería el momento culminante de mi temporada, pero resultó ser una gran decepción», señala. El corredor del Soudal relata que, «tras mi accidente en diciembre, el Tour era mi principal objetivo. Me otorgó concentración, pero también más presión del tiempo». Porque, «los meses de invierno, normalmente el periodo en el que construimos una base sólida, se centraron en mi rehabilitación. No tuve más remedio que ser paciente. En cuanto me permitieron volver a entrenar, todo sucedió de repente».
Y desmenuza. «Empecé a tener prisa por prepararme a tiempo para las clásicas de abril, prisa por ir a un campamento de entrenamiento en altura y prisa por empezar el Tour con fuerza. Siempre sentía que estaba intentando recuperar el tiempo perdido». Confiesa, sin embargo, que «no me sentía yo mismo», aunque «no quería renunciar a mi sueño».
Evenepoel cometió un error de cálculo. «Pensé que había descansado lo suficiente durante mi rehabilitación invernal. En realidad, mi cuerpo nunca tuvo un respiro, ya que trabajó duro para recuperarse de las fracturas y el traumatismo tras mi accidente en diciembre. Mirando hacia atrás, no estaba sobreentrenado, pero sí exhausto. Así fue como empecé el Tour». Además, y ahí está lo mollar de la confesión, «durante el campeonato de Bélgica –ganó Tim Wellens– me rompí una costilla», dice Evenepoel. Fue todo menos ideal. Así que empecé la carrera más dura del mundo mermado y el cuerpo exhausto. Una mala combinación, pero no quería rendirme tan fácilmente», recuerda.
Una infección
Después, apunta a sus seguidores. «Lo di todo en este Tour. Gané una etapa y vestí el maillot blanco. La primera semana fue bien, dadas las circunstancias». En la segunda, «pagué el precio de todo mi esfuerzo. Sentí que no estaba en mi mejor momento. Finalmente, mi cuerpo dijo basta. Después de doce días, me derrumbé. Todo lo que llevaba encima me pasó factura. Por ustedes, mis fans, quería darlo todo, pero dos días después, me sentí completamente vacío. Fue entonces cuando decidí dejarlo», detalla.
Además, empezó a mostrar los primeros síntomas de una infección. Lo que empezó como una molestia menor se convirtió rápidamente en una infección sinusal grave en los días siguientes. «El día que me rendí fue uno de los momentos más crudos y vulnerables de mi carrera. Me derrumbé, pero curiosamente estoy orgullosa de ello. Se necesita fuerza para demostrar que las cosas no siempre salen como uno quiere. Ese momento, por muy duro que fuera, demostró que soy humano», reconoce.