«Lo que a a pasar aquí esta noche nunca ha pasado y nunca volverá a pasar», avisa Javier Ajenjo, director de Sonorama Ribera, sentado junto a los componentes de Arde Bogotá, que antes de concentrarse para el concierto estrella de la 28 edición han brindado con un Ribera del Duero y han dado las gracias a todos los periodistas por la atención prestada, con esa humildad que les caracteriza desde el inicio de una carrera que hoy marcará otro hito.

Ajenjo sostiene que es»un honorazo para el festival» que hayan elegido Aranda para lo que va a ocurrir esta noche, al igual que ha sido un lujo «ver cómo crecen y ver cómo siguen siendo iguales» los integrantes de la banda murciana. Destaca el esfuerzo de los «dos equipazos», el de Planeta Sonoro y el de Arde Bogotá, para poner en marcha el espectáculo que verán más de 35.000 personas hoy en El Picón. «Esto no lo volveremos a hacer jamás. No tengo que prometerlo», insiste.

Como durante la mañana en el Trigo, Javier Ajenjo se ha acordado de Tara, el integrante de su equipo fallecido hace casi un año, y también lo han hecho los Arde Bogotá. Jota reconoce que se les hace «raro» llegar a Sonorama y no verle ni a él ni a Moncho, «amigos» forjados a lo largo de los años y de los que agradecían «su simpatía, su calor, o simplemente que estuvieran ahí para un abrazo, que a veces es lo que nos sienta bien», confiesa el batería del grupo cartagenero.

Después de entonar la voz con un caldo de la tierra, los músicos se han retirado para «una noche muy especial», no sin antes avisar Ajenjo de que habrá que mirar al cielo en el espectáculo de Arde Bogotá, con el escenario más grande del festival en todas sus ediciones, porque ni la alerta roja de incendios va a impedir que recuerden a Tara por todo lo alto.