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A fines de los años ���70, la francesa Yannick Vu quedó enamorada de S’Estaca, la fastuosa casa que el archiduque Luis Salvador de Austria había construido para su amante Catalina de Homar. Tras casarse con el austríaco Ben Jakober, artista, coleccionista y filántropo como ella, buscaron y buscaron al arquitecto que pudiera crear su vivienda inspirada en aquella aristocrática mansión de la costa mallorquina. Un reportaje en la revista L’Architecture d’Ajourd’hui (La arquitectura de hoy) les dio la pista definitiva: contratar al arquitecto egipcio Hassan Fathy, reconocido por su enfoque humanista y ecológico en sus diseños, que brevan de las fuentes de la arquitectura tradicional. Según describe la revista Arquitectura y Diseño (que eligió a este sitio como el ‘Lugar del Mes’ de agosto), tras tres décadas como la vivienda del matrimonio Jakober, la monumental casa se convirtió en sede de su fundación de arte y, desde 2006, en un museo de arte abierto al público.

 

Cargando vídeo: Las playas más bonitas de Mallorca

Las playas más bonitas de MallorcaLA CREACIÓN DE UN ARQUITECTO ÚNICOMuseo Sa Bassa Blanca
Foto: Neus Pastor

El diseño combina la arquitectura árabe con la tradición mediterránea.

Se trata del Museo Sa Bassa Blanca, donde al deseo del matrimonio de residir en una “fantasía hispano-morisca”, Fathy creó una “fortaleza blanca pensada para vivir y recibir”. Esta es la única obra de este arquitecto en Europa, reconocido a nivel mundial por diseñar desde viviendas para campesinos en Luxor hasta “residencias increíbles para clientes ilustrados en Egipto y el mundo árabe”. Recibió el encargo cuando tenía 78 años, y por su avanzada edad, solo visitó una vez el terreno antes de ponerse manos a la obra.

Para construir Sa Bassa Blanca reconvirtió una casa rural del siglo XVII que domina la bahía de Alcudia, donde tomó lo mejor del Mediterráneo oriental y occidental para levantar las diferentes estancias. A grandes rasgos, la casa-museo tiene forma de ribat, una fortaleza típica del Magreb que se repliega en torno a un patio ajardinado de estilo granadino, “con sus muros rematados por almenas en zigzag y encaladas de un blanco resplandeciente”, precisa la revista.

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Museo Sa Bassa Blanca
Foto: Neus Pastor

Detalle de la cúpula de estilo nubio, que corona uno de los talleres.

Otros detalles que revelan la huella árabe son las celosías (mushrabeyehs) que permiten la entrada de luz y ventilación preservando la intimidad, o la cúpula de ladrillo de estilo nubio que remata el segundo piso, donde se encuentra el taller de Yannick Vu, construida por un albañil local con las técnicas tradicionales con que en Mallorca se hicieron los hornos de pan.

 

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ARTE EN CADA RINCÓNMuseo Sa Bassa Blanca
Foto: Neus Pastor

La vivienda del matrimonio Vu-Jakober tiene obras de arte a cada paso.

Desde antes de irse a vivir a Sa Bassa Blanca el matrimonio realizó un intenso trabajo de coleccionismo de antigüedades españolas y marroquíes, desde fuentes granadinas a vigas de palacios andalusíes, pasando por puertas, rejas y un valioso artesonado mudéjar de 1498 proveniente de una iglesia castellana que fue declarado “Bien de Interés Cultural del Patrimonio de las Islas Baleares”. En paralelo, más y más obras fueron nutriendo los pasillos, dormitorios, salas y baños. Y si el interior de la vivienda no era suficiente, había suficiente espacio en sus amplios jardines.

En 1993 el matrimonio con el banquero y filántropo Georges Coulon Karlweis crearon la Fundación Yannick y Ben Jakober, cuyo primer paso fue acondicionar el aljibe, el gigantesco depósito de aguas subterráneas, para exponer la colección Nins, con 150 retratos infantiles realizados entre los siglos XVI y XIX. Casi una década más tarde, en 2001, el Museo Sa Bassa Blanca abrió al público para que conozca esta innovadora propuesta que combina arte, coleccionismo, conservación y ecología.

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Museo Sa Bassa Blanca
Foto: Neus Pastor

El comedor de invierno, con un artesonado tardomedieval.

Además de este espacio, el museo cuenta con el espacio Sokrates, abierto en 2007, que en una galería subterránea presenta desde instalaciones y obras de artistas contemporáneos como Jaume Turrell, Miquel Barceló o Rebecca Horn a máscaras tribales africanas, asiáticas y precolombinas; pasando por fósiles (atención al esqueleto de un rinoceronte lanudo siberiano), artefactos arqueológicos y piezas de culturas antiguas.

 

ARTE Y NATURALEZASa Bassa Blanca
Foto: Neus Pastor

Los jardines cuentan con esculturas realizadas por Vu y Jakober.

Los jardines, en la finca de 16 hectáreas, cuentan con numerosas esculturas monumentales de animales, como elefantes o hipopótamos, que en su mayoría son piezas arqueológicas reinterpretadas por Jakober y Vu. Un sector que atrapa a los visitantes es la Rosaleda un jardín cerrado con más de 100 variedades de rosas, que da paso al OlivArt, donde entre olivos hay incontables obras en los parterres.

El mirador, en una antigua instalación militar, cuenta con una instalación de la fotógrafa Nilu Izadi llamada Cámara Oscura, donde a través de un prisma se proyecta en una pantalla cóncava el paisaje de mar y montaña de este rincón de Mallorca. Pero este sector no está ahí nomás: para llegar, hay que subir unos 15 minutos por un sendero en el acantilado. Es que el arte requiere de un esfuerzo, no solo para el que lo crea, sino también para quien lo contempla.

 

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