El Valencia CF cerró con nota la pretemporada 2025. No solo por la victoria o el buen juego colectivo, sino porque, ante la ausencia de fichajes, el cuerpo técnico ha vuelto la mirada hacia la factoría de Paterna. Una fórmula que ya funcionó en etapas anteriores con entrenadores como Bordalás o Baraja y que ahora Carlos Corberán ha hecho suya. Pablo López, Aimar Blázquez, Lucas Núñez, David Otorbi y Álex Gurendal se han ganado un hueco en la preparación y la confianza del técnico gracias a su rendimiento.

Lejos de limitarse a participar en minutos residuales, estos jóvenes han sido protagonistas habituales en los amistosos de verano, mostrando que pueden convertirse en soluciones reales de cara a un futuro próximo. Ayer, en el Trofeu Taronja ante el Torino, Mestalla pudo comprobar de primera mano por qué Corberán confía tanto en ellos. En la goleada por 3-0, los ‘niños’ no solo estuvieron a la altura, sino que ratificaron el papel que se han ganado en esta pretemporada.

Corberán, con cara de enfadado en Alemania.

Corberán, con cara de enfadado en Alemania. / VCF

Pablo López, la chispa en tres cuartos

Extremo habilidoso y también mediapunta, Pablo López se ha convertido en un recurso recurrente para Corberán durante la pretemporada. Su capacidad para moverse entre líneas y generar peligro lo ha hecho valioso para el técnico, que confía en su desequilibrio para abrir defensas cerradas.

Pablo López contra el Leganés en el Puchades

Pablo López contra el Leganés en el Puchades / Germán Caballero

Aimar Blázquez, referencia en el área

Goleador en el Juvenil A y ariete que ha convencido en la preparación, Aimar Blázquez aporta presencia y capacidad de remate. Corberán lo ha utilizado como punta de referencia en varios partidos veraniegos, y su trabajo constante lo ha convertido en una opción real para el técnico de Cheste.

Aimar Blázquez en su debut con el Valencia CF

Aimar Blázquez en su debut con el Valencia CF / Valencia CF

Lucas Núñez, equilibrio en el centro del campo

Mediocentro con calidad, visión y agresividad al corte, Lucas Núñez ha sido clave para dar consistencia al equipo en la medular. Corberán lo valora por su capacidad para robar y construir, un perfil que ha usado con frecuencia en la pretemporada para equilibrar el juego.

Lucas Núñez en su debut con el Valencia contra el Castellón

Lucas Núñez en su debut con el Valencia contra el Castellón / José Manuel López

David Otorbi, verticalidad pura

Su potencia y velocidad por banda lo han hecho un arma ofensiva muy útil. Ante el Torino protagonizó una de las acciones más aplaudidas de la noche, pero su valor para Corberán va más allá de las jugadas puntuales: es un jugador que rompe líneas y genera profundidad.

David Otorbi en una acción del partido

David Otorbi en una acción del partido / Germán Caballero

Álex Gurendal, amenaza constante en el uno contra uno

Especialista en encarar y superar rivales, Gurendal ha sido una carta ofensiva que Corberán no ha dudado en usar. Su capacidad para provocar faltas y abrir espacios lo convierte en un recurso ideal para partidos que necesitan desborde.

La goleada al Torino fue la guinda a una pretemporada en la que estos cinco canteranos han pasado de ser promesas a convertirse en jugadores que el técnico tiene muy en cuenta. Corberán ha encontrado en ellos frescura, energía y soluciones para un Valencia que ha encontrado en Paterna su mejor refuerzo.

Además, el de Cheste también ha dado minutos a otros canteranos durante la pretemporada, como el central Panach. Con una participación más limitada, ha cumplido cuando le ha tocado entrar, mostrando solidez y buen posicionamiento. Una presencia que, aunque breve, refuerza la idea de que la factoría de Paterna sigue siendo un recurso fiable para el cuerpo técnico.

La pretemporada ha puesto en manifiesto el valor de los jóvenes de la cantera para el Valencia. Estos jugadores aportan frescura, talento y energía, y serán parte importante del proyecto deportivo del club. Mestalla ya cuenta con nuevos nombres para seguir de cerca, confirmando que Paterna no es solo una apuesta a largo plazo, sino una fuente real de talento en el presente.