Después del éxito del libro y la película Los dos hemisferios de Lucca, una inspiradora historia acerca de lo que enfrenta una familia al tener un hijo con discapacidad y el viaje que emprenden para un tratamiento en la India, la escritora Bárbara Anderson, y madre de Lucca, lanzará un audiolibro a finales de 2025 con la segunda parte de esta historia que le da continuidad.
Así lo reveló a Excélsior en el marco del evento Audible Voces, celebrado en el centro cultural Lago Algo, en el Bosque de Chapultepec II Sección.
“Sí, ésta es una cosa muy híbrida, porque va a ser un formato inédito, nuevo, que se va a hacer exclusivamente para Audible y, después, esperemos que se haga en papel, pero es como el camino inverso.
“Yo estaba acostumbrada a hacer libros que se convertían después en audiolibros o en películas, como la de Lucca, pero éste es el camino inverso. Es un proyecto que nació exclusivamente para audiocontenido y va a ser la segunda parte del libro Los dos hemisferios de Lucca.
“Tiene que ver con una cuestión más introspectiva sobre la maternidad imperfecta, sobre esta difícil tarea de criar sin manuales y de criar en un mundo donde la discapacidad todavía sigue siendo un tabú y no hay respuestas a muchas preguntas”, expresó Anderson.
Fue gracias a que el servicio de Audible la contactó, que la escritora pensó en una nueva etapa de su historia, que diera seguimiento a la película disponible en Netflix.
“La siguiente etapa es sobre algo más personal, más sobre la mamá de Lucca, sobre cómo se cría, qué hace falta en estas situaciones, qué se requiere de la sociedad y qué nos está dando la sociedad.
“Es más que todo una charla muy íntima de voz a voz, porque va a ser básicamente audible sobre maternidad y crianza de niños con discapacidad”, dijo.
Anderson detalló que aún no graba su voz, pero que tiene claro que es un proceso muy distinto al de sólo escribirlo.
“El proceso es bien diferente, porque uno está acostumbrado a escribir para papel, pero escribir para el oído es bien diferente. Yo estaba acostumbrada a escribir para ojo, pero no para oreja. Y tiene otro formato, otra cadencia, otra estructura el texto.
“Una vez que yo escribo el texto, lo leí y dije: ‘Está difícil de leer’. Entonces lo tengo que cambiar y me he descubierto escribiendo en voz alta, escribiendo y escuchándome. Es una cosa muy introspectiva, pero muy simpática.
“Me obligó a escuchar muchos audiolibros. Yo no estaba acostumbrada a escucharlos. Yo soy bicho de papel todavía y del libro físico. No tenía la costumbre de los audiolibros y me encantó la estructura, el formato, cómo está pensado y cómo te lleva a imaginarte otras cosas. Te mete en una burbuja donde tienes una voz que te acompaña. Se siente mucho más íntimo y mucho más sensorial que un libro per se. Me encantó el proceso”, acotó.
Bárbara Anderson afirmó que este formato es una invitación a las nuevas generaciones para sumergirse en las historias.
“Yo creo que apunta a un modelo muy actual de multitasking. Las nuevas generaciones están haciendo muchas cosas al mismo tiempo. Miran la tele, pero están con el celular, pero tienen el iPad, pero ya mandaron algún TikTok. Están en muchas ventanas al mismo tiempo. Creo que la parte de los audífonos y el estar metido dentro de una burbuja sonora forma parte de esto, porque van a estar haciendo otra cosa, van a estar subiendo contenido, pero van a estar escuchando una historia.
“Entonces, lejos de matar a otro formato, creo que abre una oportunidad de una nueva lectoría auditiva. Es un poco raro de explicar, pero es muy curioso. Yo que me dedico a temas de inclusión y de accesibilidad para personas con discapacidad, los audiolibros nacieron para la discapacidad. Los inventaron en los años 30 en Nueva York. Se llaman los Talking Books y los creó la organización de ciegos para que las personas, que eran veteranos de la Primera Guerra Mundial, pudieran tener un entretenimiento.
“Entonces, nació para personas que no podían ver. Hoy el mínimo de las personas con discapacidad visual accede a audiolibros. La mayoría de la gente mientras hace deporte, mientras va en el auto, es una nueva compañía sonora que te permite adelantar un libro, que te permite ocupar tiempo muerto mientras lavas los trastes.
“Yo me he descubierto haciendo mil actividades con los auriculares puestos y siento que el consumo del contenido es bien bonito y es bien diferente, porque tienes una voz que te acompaña y estamos acostumbrados desde la cuna a que nos cuenten historias. Entonces nos cuentan con voz y suena más bonito”, explicó.
La autora y voz de esta nueva etapa recomendó un camino para el lector y espectador hasta llegar a este audiolibro en particular, que todavía no tiene título.
“Estamos todavía maquinando cómo se va a llamar, pero yo creo que sí hay que darse una revisadita a Los dos hemisferios del Lucca, el libro, al audiolibro de Lucca, a la película que fue ya como la tercera manera de salir a la calle de la historia, para luego escuchar este nuevo que es la voz de esa mamá que ha pasado muchas cosas.
“Han pasado años, muchas aventuras, una película, una explosión internacional de esta historia para volver a escucharla a ella y para mí es todo un ejercicio también, porque de Lucca hasta ahora no he vuelto a escribir sobre nosotros. Han pasado siete años y es como volver a poner a la gente en situación de dónde estamos nosotros, cómo están ahora mis hijos que son adolescentes, cómo está la evolución de esta familia y de esta historia que se volvió tan global”, concluyó.
La IA, como herramienta
Bárbara Anderson opinó acerca de la inteligencia artificial (IA) que se ha vuelto como “la Wikipedia, hace diez años”.
“Todos la hemos usado y siento que todavía hay mucho espacio para los creadores reales, no artificiales, no de inteligencia artificial. La creación nunca va a perder la importancia del contexto. Cuando tú le pides un prompt a la inteligencia artificial, te da algo muy específico, pero te falta todo el contexto, todo lo que tú traes.
“Cada uno de nosotros tenemos una historia por detrás que termina de alimentar a ese pequeño nudo. La manera en que tú vas a escribir esta historia, nadie más la va a escribir. Ese contexto, la inteligencia artificial todavía no lo puede dar.
“Creo que puede ser también la herramienta para que todos podamos identificar lo que es creativo cien por ciento de lo que es artificial cien por ciento, a lo que es híbrido, porque también hay estas cosas donde le pido algo a inteligencia artificial, pero después lo relleno con mi propia cosecha y queda más o menos armadito.
“Me parece una gran oportunidad para ahorrarnos mucha talacha y mucha cosa que lo pueda hacer la inteligencia muy rápidamente y, al revés, darnos más espacio sacando la talacha de nuestro cerebro para hacer cosas verdaderamente creativas. No le tengo nada de miedo, me parece fantástica”, señaló.