Madrid
La gran pregunta sobre la secuela de Sexo en Nueva York no es cómo Carrie Bradshaw se puede permitir un piso de más de 100 metros cuadrados y ese armario con una columna semanal, si no por qué «si todo falla» en And Just Like That nos tiene a todos enganchados. Esta es la pregunta a la que intentaba responder la periodista Raquel Piñeiro en un artículo en ICON. «El grueso de los espectadores que la estamos viendo la odiamos y sufrimos entre retortijones de horror, pero, al mismo tiempo, no podemos dejar de mirarla. Nos hemos implicado emocionalmete durante tantos años con las protagonistas de la serie original que aunque nos cueste reconocerlas de repente hay puntos y gestos en los que las identificas», comenta.
La periodista cree que «se han intentado actualizar las faltas de la serie original, por ejemplo, la ausencia de diversidad racial a pesar de ambientarse en un ciudad tan cosmopolita como Nueva York. Lo han hecho, y la intención es loable porque se adapta al siglo XXI, pero se ha metido con calzador y de forma completamente artificial». Los propios guionistas en la segunda temporada hicieron un guiño a las críticas de los espectadores al reconocer no haberlo hecho bien con el personaje de Che Díaz, que aburría porque intentaba contentar a todo el mundo y se alejaba de la realidad de las minorías a las que pretendía representar. Piñeiro dice que «la serie actual parece que la hubieran hecho todas las críticas que se le hacían a la original por gente que no la veía o la vio muy poco. Todos esos tópicos los reúne And Just Like That y son ciertos: es frívola y superficial».
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Las plataformas han acercado el universo de Sexo en Nueva York a espectadores más jóvenes. Tanto TikTok como Instagram están llenos de análisis, ránkings y tests que determinan si eres más Samantha, Carrie, Charlotte o Miranda. «Son personajes tan grandes como la vida misma y muy bien construidos», destaca la periodista. La guionista de televisión Paloma Rando considera que «la serie original sigue siendo buena y no se ha quedado antigua. Si hoy ves las seis temporadas resulta ingeniosa, profunda y divertida». Piñeiro reflexiona que con «Sexo en Nueva York siempre ha habido mucha misoginia: son cuatro protagonistas, mujeres fuertes, que hablan de sexo, amor y amistades femeninas. Parece que como no aborda los grandes dramas de las series masculinas de HBO con las que triunfó en su día, como The Wire o Los Soprano, hay que justificar que es buena».
Ante la abundante producción audiovisual y la gran oferta de los catálogos, la periodista piensa que «ante tantas novedades no sabes qué elegir y tiras por lo conocido. Vivimos una explotación constante de la propiedad intelectual y se tira de universos, en este caso el universo expandido de Sexo en Nueva York». Y por eso con And Just Like That pasa como en la carretera, «es como un accidente que no puedes dejar de mirar».