Las estadísticas indican que el cáncer de páncreas y el colorrectal son dos de los tumores más letales que afectan a nuestra especie. Sobre todo porque, tal y como señalan los especialistas, aunque los pacientes superen con éxito tanto las cirugías como las quimioterapias, en muchos casos al cabo de unos pocos meses se detectan recaídas que, en algunos casos, pueden ser fatales. De ahí que gran parte de la investigación sobre estos tumores se centra en esquivar este riesgo para aumentar así la supervivencia de los pacientes. Según anuncia este lunes la revista ‘Nature Medicine’, un equipo de investigadores de Estados Unidos ha completado la primera fase del ensayo clínico de una vacuna experimental que entrena al sistema inmunitario para reconocer y atacar células tumorales con mutaciones concretas del gen KRAS, una de las alteraciones más comunes y peligrosas en estos cánceres.
El ensayo, liderado por la Universidad de California y el Hospital General de Boston, evaluó la eficacia de una vacuna terapéutica denominada ELI-002 2P. Este fármaco, a diferencia de las inmunizaciones más tradicionales contra virus como el de la gripe o el covid-19, no está diseñado para evitar que aparezca el cáncer sino que su objetivo «entrenar» al sistema inmunitario de los pacientes que padecen la enfermedad para «localizar y destruir células» tumorales invisibles mediante otras técnicas. Especialmente en el caso de aquellas afectadas por mutaciones concretas en el gen KRAS, muy comunes en el cáncer de páncreas y en una parte importante de los colorrectales. Según explican sus creadores, esta vacuna incorpora una tecnología que dirige sus componentes directamente a los ganglios linfáticos, lo que permite generar una respuesta de defensa más potente y duradera que las formulaciones convencionales.
El fármaco se probó en 25 pacientes con cáncer de páncreas y colorrectal que habían sido operados y habían pasado por quimio pero que, aún así, tenían un riesgo alto de recaída
La primera tanda de pruebas con esta vacuna experimental puso a prueba el fármaco en un grupo de 25 pacientes voluntarios, de los cuales 20 habían sido diagnosticados con cáncer de páncreas y otros 5 con cáncer colorrectal. En todos los casos, según se recoge en el estudio, los pacientes habían pasado tanto por cirugía como por tratamiento estándar para eliminar su tumor pero, aún así, tenían alto riesgo de recaída debido, por ejemplo, a la detección de restos de ADN tumoral o fragmentos de células malignas en el organismo. Este tipo de casos constituyen un escenario clínico especialmente delicado porque, aunque no haya tumores visibles en las pruebas de imagen, las probabilidades de que la enfermedad reaparezca en pocos meses son muy elevadas.
Resultados prometedores
Los participantes recibieron seis dosis iniciales, un descanso de tres meses y luego cuatro dosis de refuerzo. Tras casi 20 meses de seguimiento, los análisis indican que el 84% de los pacientes tratados con la vacuna lograron activar defensas específicas contra las mutaciones de KRAS, el «motor genético» detrás de muchos de estos tumores. Según relatan los expertos que han llevado a cabo este análisis, aquellos pacientes que generaron una respuesta inmunitaria especialmente intensa no sufrieron ningún tipo de recaída durante casi los dos años siguientes, mientras que en el grupo de control y en quienes experimentaron una reacción inmunológica más débil se detectaron recaídas en poco más de tres meses.
En dos de cada tres casos se demostró que el sistema inmunitario de los pacientes comenzó a identificar otras proteínas tumorales no incluidas en la formulación de la vacuna
Otro de los puntos fuertes de este trabajo, tal y como recoge el análisis, es que en dos de cada tres casos se demostró que el sistema inmunitario comenzó a identificar otras proteínas tumorales no incluidas en la formulación de la vacuna, ampliando así el rango de vigilancia contra el cáncer. Esto, explican los investigadores, podría ser clave para prevenir la reaparición de estos tumores a largo plazo. «Este fenómeno, conocido como «antigen spreading», sugiere que la vacuna no solo entrena a las defensas para atacar un objetivo concreto, sino que también despierta una respuesta más amplia y adaptable frente a diferentes amenazas tumorales. En la práctica, esto podría traducirse en una protección más robusta frente a mutaciones que aparezcan con el tiempo o frente a células cancerosas con características distintas a las inicialmente detectadas«, explican los expertos, quienes se muestran confiados en que estimular este tipo de respuesta «en cascada» podría ser uno de los elementos que marquen la diferencia en la lucha contra tumores tan agresivos como el páncreas y el colorrectal.
Según explican los expertos, los resultados obtenidos en este primer ensayo son alentadores, pero deben interpretarse con cautela. La buena noticia es que se ha logrado idear una intervención en una fase tan temprana que reduce el riesgo de recaída y consigue respuestas inmunitarias duraderas frente a estos tumores. Aún así hay que recordar que, al menos por ahora, esta técnica solo se ha testado en un grupo reducido de pacientes por lo que se necesitarán más pruebas para demostrar su eficacia. Los expertos afirman que ya están trabajando en un ensayo clínico de fase 2 con más pacientes y una versión ampliada de la vacuna capaz de cubrir un abanico más amplio de mutaciones detrás de los tumores colorrectales y de páncreas.
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