Jason Momoa, conocido por sus potentes interpretaciones en superproducciones como Aquaman o Juego de tronos, ha confesado que trabajar junto a Javier Bardem en la película Dune ha sido una de las experiencias más memorables de su carrera. El actor hawaiano no escatima en elogios hacia el español, al que considera una auténtica leyenda del cine.
La colaboración entre ambos actores se produjo en la primera entrega de Dune, la nueva aproximación a la obra de Frank Herbert, esta vez a cargo de Denis Villeneuve. El largometraje reunió a un reparto de primer nivel —con nombres como Timothée Chalamet, Rebecca Ferguson y Oscar Isaac—, pero para Momoa, compartir pantalla con Bardem fue un hito personal. «Es como un Dios para mí, lo máximo», declaró con entusiasmo en una entrevista tras el estreno.
Momoa recuerda con especial emoción el momento en que Bardem hizo su entrada en la primera escena que compartían juntos durante el rodaje. «Me puse más nervioso que en toda mi vida», asegura. La expectativa de coincidir con uno de los actores más reconocidos del panorama internacional le provocó una mezcla de respeto, admiración y nervios.
La escena transcurría en una mesa de reunión, donde varios personajes clave del universo de Dune se encontraban. Fue entonces cuando Bardem, con su característico aplomo, hizo su entrada ante todo el elenco. Según Momoa, su presencia cambió por completo la energía del lugar: «nunca he visto a nadie entrar con tanta clase y elegancia».
Grande y cercano
La fascinación que Momoa siente por Bardem no es un simple gesto puntual, sino una verdadera admiración profesional y personal. Considera que el español tiene un magnetismo especial, una capacidad de interpretación tan precisa como imponente. Y aunque ambos comparten cartel en una superproducción internacional, para Momoa ese encuentro tenía un significado casi reverencial.
«Vino hacia la mesa y, cuando llegó, miró a todo el mundo«, cuenta el actor. «Pero a mí me guiñó el ojo y me entró una risilla floja por dentro, porque no podía creerme que estuviera en la misma mesa que él. Entonces dijo su frase… y la clavó». Una anécdota que, para Momoa, sintetiza la grandeza y cercanía de Bardem, a quien admira tanto dentro como fuera del set.
Dune fue un éxito de crítica y taquilla que no solo consolidó a Villeneuve como uno de los grandes directores contemporáneos, sino que también permitió que actores como Bardem y Momoa compartieran pantalla en una obra coral de gran envergadura. La experiencia dejó huella en ambos, y especialmente en Momoa, quien no duda en reconocer que trabajar con Javier Bardem fue un sueño hecho realidad.