Sus callejuelas repletas de vida con niños jugando y adultos trabajando en sus pieles u otros oficios artesanales hacen de Tánger una ciudad inigualable, donde las influencias del pasado y las modernas se entremezclan. Apenas 14 kilómetros de mar separan a la Península Ibérica de Marruecos, por lo que esta ciudad marroquí, cuyas costas abrazan tanto el Mediterráneo como el océano Atlántico, es uno de los destinos más convenientes para los que viajemos desde España y busquemos una escapada exprés.

Para adentrarnos en su historia, el periodista Pedro Blanco ha viajado junto a Randa Jebrouni, profesora de la Universidad Abdelmalek Essaâdi, en Tetuán, en el último episodio de El primer vuelo a una de sus librerías más icónicas. Desde la Librería des Colonnes (de columnas, en español), Randa ha repasado el papel de este refugio cultural para una gran cantidad de artistas e intelectuales.

Primer vuelo a... Tánger

Primer vuelo a… Tánger

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Se trata de una librería que se fundó en 1949, cuando, tras la Segunda Guerra Mundial, la ciudad de Tánger comenzó a atraer a una avalancha de escritores de Estados Unidos y Francia que buscaban asentarse en la ciudad costera. Por ella pasaron grandes autores de la Beat Generation como Jack Kerouac, y de la talla de Paul Bowles o Truman Capote.

En esos tiempos aquí se traían libros de todo el mundo, pero, sobre todo, aquellos que estaban prohibidos en las sociedades dictatoriales, como en Alemania, en España, en tiempos de Franco. «Todos los libros que estaban censurados podían encontrarse en esta librería», explicaba Jebrouni. De hecho, en la Librería des Colonnes, el visitante puede encontrarse retratos de escritores considerados malditos como William Burroughs, Jean Genet o Paul Bowles. «Es la librería de la diversidad cultural», señala Randa.