El LIV Golf concluye esta semana en su capítulo individual en Indianápolis -aún quedará la final en Michigan por equipos la semana siguiente- con un pulso por el anillo entre Jon Rahm y el chileno Joaquín Niemann, líder de la general por sus cinco victorias. Se reedita así el desenlace del año pasado, donde el éxito correspondió al golfista de Barrika, ganador del ‘jackpot’ en su primera temporada en el Circuito que impulsa el Fondo Público de Arabia Saudí (PIF).

Ahora es Niemann el que llega al último torneo por delante, lo que obliga a Jon casi a una victoria, salvo debacle del sudamericano. «Sigo creyendo que necesito ganar esta semana. Si pasa eso, creo que valdrá, a menos que termine segundo en solitario», cuenta Rahm delante de los periodistas minutos después de que Joaco lo elogié. «Siento que jugar contra Jon… He jugado con él probablemente el 60 o 70 % de mis emparejamientos este año, así que sí, es un gran competidor. Siempre está ahí. Nunca se deja vencer. Es divertido jugar con alguien así, que te motiva a ser mejor, a intentar mejorar, a volver aquí y a intentar vencerlo».

Sin tiempo aún para consolidar una rivalidad, pues sólo han transcurrido dos temporadas, sí es verdad que se han convertido en los dos focos del LIV. «Es un competidor fantástico, un golfista fantástico y, además, una gran persona. Es muy divertido compartir partido con él y me quito el sombrero por lo que ha conseguido este año. Siete victorias en dos temporadas es increíble», añadió el campeón español, que también rebeló que ha conocido una pasión que tienen en común: los coches. 

Rahm, en el torneo de Chicago

Rahm, en el torneo de Chicago

Precisamente, el LIV se dilucida en una de las grandes mecas de la velocidad automovilística: Indianápolis. En la ciudad que acoge cada año la carrera más conocida del mundo, las 500 millas, Jon visitó el lunes el famoso óvalo de Motor Speedway y su icónico Brickyard Crossing, donde Álex Palou celebró en la primavera pasada un triunfo histórico. «Estaría bien celebrarlo allí», expuso Rahm. «Y lo de sustituir el champán por la leche sería algo divertidísimo. No me importaría tomarme una foto besando el ladrillo porque me parece una tradición genial».

Pero para derrocar a Niemann, Jon necesitará ofrecer un golf de alto nivel, incluso mejor que el que ha comenzado a enseñar desde la segunda parte de la temporada. «Diría que es una versión B+, pero no llega al A. Me exijo tanto que siempre me siento lejos de mi mejor versión. De alguna manera, solo la veo como motivación para seguir trabajando cada día».

«Ha habido semanas en las que he jugado muy bien», prosiguió. «Pero diría que, en general, no he alcanzado mi máximo nivel en bastante tiempo. En 2023 en el Masters o en la Ryder de Roma fue una de las semanas que mejor me sentí. En Chicago, el año pasado, también estuvo cerca de eso. Pero en general, ha estado alrededor de un nivel B».

«También veo que la tendencia está cambiando: he estado jugando mejor en los majors este año, y últimamente he estado jugando un poco mejor. Valderrama fue una semana fantástica. Jugué muy bien allí. La semana pasada también fue muy buena. Veo la tendencia. Pero durante casi dos años, no ha estado donde me gustaría estar».