Pokemon McdonaldsEl valor de una carta de Pokémon superó al de la comida, dejando tras de sí un rastro de hamburguesas en la basura. | Foto Marca

La imagen es un puñetazo al alma, reseñó la prensa internacional. Decenas de cajas de Happy Meal de McDonald’s fueron abandonadas en las inmediaciones de los restaurantes. Su contenido —hamburguesas, patatas fritas— intocado, desechado. Lo único que importaba entre los consumidores era un sobre de cartón: las exclusivas cartas de Pokémon de la promoción, que alcanzaban precios desorbitados en el mercado de reventa.

Esta tormenta de obsesión y desperdicio no tardó en estallar en las redes sociales. El caos y la indignación obligaron a la filial japonesa de McDonald’s a suspender su campaña tras apenas 24 horas, dejando a la vista el lado más voraz del coleccionismo.

Mientras los consumidores habituales se quedaban sin su menú, la especulación convertía una de estas cartas en un bien de lujo, con ofertas en línea que superaban los 58.000 euros.

La ambición de una promoción se convirtió en un campo de batalla que obligó a un gigante a pedir disculpas. | Foto Archivo

Ante este escenario, y según EFE, el gigante de la comida rápida tuvo que pedir disculpas, reconociendo que su respuesta fue “inadecuada”.

Es así como desde McDonald’s anunciaron una reforma profunda de sus políticas promocionales. Las mismas incluirán desde límites más estrictos en la compra de menús hasta un rechazo directo a los clientes con comportamientos intimidatorios.

Además, la cadena prometió colaborar con las plataformas de venta para frenar el acaparamiento malicioso.

Este incidente no es una excepción. De hecho, sirve como eco de la batalla campal que se vivió en el Museo de Van Gogh de Ámsterdam el año pasado por una carta promocional similar.

Esta historia no es sobre Pokémon, sino sobre la fina línea que separa la pasión por coleccionar de la codicia que lo consume todo. Incluso la comida.