Ana Muñoz Torija se subió este miércoles al escenario en el Antiguo Casino para dar el pregón taurino de la Feria de Ciudad Real con la emoción en la garganta y el corazón a flor de piel. Lo hizo con la plaza llena, como tantas veces ha visto la Catedral junto a su tienda de artículos religiosos, Santa María, y como otras tantas soñó su padre, Francisco Muñoz Lorca, cuando hace veinticinco años encendió la mecha del Ateneo Taurino Manchego. La hija del fundador, actual secretaria del Ateneo, hizo del pregón una elegía íntima, un homenaje sincero, aunque algo largo y prolijo en detalles y vivencias, a la historia de una institución que, como recordó Antonio Espadas, «parió Paco», y que corre por su sangre.

No fue un pregón al uso. Ni por estructura ni por ambición. Fue, sobre todo, un testimonio personal, cargado de emoción, aunque por momentos demasiado centrado en la retrospectiva del Ateneo y con escasa mirada hacia la tauromaquia actual. «Estoy viendo muchísima gente que está viniendo a oír este pregón que he preparado con todo mi corazón y toda mi alma», dijo Ana antes de comenzar. Y en efecto, fue un pregón hecho con el alma, aunque esa misma emoción personal impregnó el acto de una densidad melancólica que por momentos restó dinamismo.

El despeje de plaza lo hizo Juan Luis Huertas, expregonero y pandorgo de antaño, quien abrió el acto felicitando al Ateneo por su 25 aniversario. A continuación, Ángel Camacho, joven guitarrista de apenas doce años, dejó su impronta con una emocionante interpretación flamenca que asombró al público. «Debuta hoy con picadores», bromeaba Espadas, visiblemente orgulloso.

Momentos del pregón de la feria taurina de Ciudad RealMomentos del pregón de la feria taurina de Ciudad Real – Foto: J.M.Beldad

Antonio Espadas, presidente del Ateneo Taurino Manchego, tomó la palabra para presentar a la pregonera. «Este es un pregón muy especial, un pregón que todos sabemos a quién va dedicado. A quien parió el Ateneo, nunca mejor dicho, a Paco Muñoz Lorca», afirmó. Sobre Ana, dijo que «lleva su sangre en las venas» y que todos estaban «encantados» con su elección: «Estoy deseando saber qué nos va a contar».

Ana arrancó con una referencia cervantina y un agradecimiento a su familia. Recordó con emoción a su padre —»está en el escenario conmigo»— y también a «todos los compañeros que no están ya con nosotros». Evocó aquellos primeros años, cuando «la afición taurina languidecía» y «un grupo de quince valientes y soñadores decidió alzar la voz». A partir de ahí, el pregón transitó por una senda de recuerdos: visitas a ganaderías, el Trofeo Taurino del Mes, las primeras tertulias, los rostros que hoy suman veinticinco años más. «Aquellos que tienen 25 años menos que ahora», bromeó.

Tuvo palabras para Manuel Hervás, «por haber puesto negro sobre blanco la historia de la tauromaquia en Ciudad Real», y glosó con especial afecto a Antonio Espadas: «No preside el Ateneo, lo respira, lo piensa, lo sueña. Diría que lo respira. Antonio es Ateneo, y el Ateneo es Antonio».

Momentos del pregón de la feria taurina de Ciudad RealMomentos del pregón de la feria taurina de Ciudad Real – Foto: J.M.Beldad

Donde el pregón ganó altura fue en el plano artístico. Ana habló de su otra pasión, la fotografía, como una forma de detener el tiempo: «Es un vistazo al alma de un momento en el que el tiempo se detiene ante la eternidad de un instante, como la danza de un torero con el toro, entre lo salvaje y la ternura». Y añadió: «Cada imagen es un pedazo de mi alma y de cómo yo siento la tauromaquia y mi forma de entender el arte y la fiesta».

Tuvo también un guiño a Morante de la Puebla, a quien definió como «un privilegiado» y «un poeta de la tauromaquia», y cerró su intervención con versos dedicados a todos los toreros que pasarán por la feria. «Voy a preganar a todos mis toreros, incluido Morante, que está ahí la dudilla», había adelantado con humor antes del acto por la posible baja del torero de La Puebla. La pregonera hizo un repaso por los nueve toreros acartelados en la feria en honor a la Virgen del Prado. 

La parte final del pregón fue especialmente emotiva: una versión manchega del pasodoble Romance de valentía, como homenaje al torero ciudadrealeño fallecido José Tomás Reina Rincón, y unos versos a su padre y a todos los miembros del Ateneo, que la pregonera recitó visiblemente emocionada.

Entre el público, la concejal de Festejos, Mar Sánchez, reconocía su emoción: «Me hace especialmente ilusión porque además de compañera, es íntima amiga mía. Estoy segura de que nos va a dejar con la boca abierta». Para el alcalde Francisco Cañizares, el acto fue también motivo de reivindicación: «El Ateneo cumple 25 años y se ha convertido en el representante y en la voz de la afición a los toros en Ciudad Real». Y subrayó: «Somos lo que somos, y nuestras tradiciones son las que son, y por eso hay que respetarlas, te gusten o no te gusten».

El pregón de Ana Muñoz fue, en definitiva, una declaración de amor al Ateneo y a la figura de su padre, con escasa mirada al ruedo actual pero con plena entrega sentimental. Un ejercicio de memoria, de gratitud y de compromiso con una forma de sentir la tauromaquia desde lo íntimo. Quizá le faltó concisión y mirada hacia el porvenir de la fiesta, pero le sobró verdad, emoción y raíces. Y eso, en los tiempos que corren, también es torear con la palabra.