El Balonmano Caserío ya trabaja sin descanso para afrontar el mayor reto de su historia: competir en la Liga Asobal. El equipo ciudadrealeño se encuentra en plena pretemporada, con un calendario exigente y un vestuario aún en fase de engranaje, pero con una idea clara que transmite su entrenador, Santi Urdiales: humildad, entrega y fe en una plantilla que hará historia.
«Pase lo que pase, será una temporada histórica, un año para recordar, porque pasarán los años y seremos los miembros de ese primer equipo que disfrutó de Caserío en Asobal», afirma el técnico, consciente del salto cualitativo que supone competir en la élite del balonmano nacional.
El equipo acumula ya semanas de carga física e intensidad, siguiendo una planificación que no difiere en exceso de cursos anteriores, aunque el listón ahora esté más alto. «Está siendo similar a las que hemos venido haciendo en los últimos años, con mucha carga de trabajo en estas dos primeras semanas. Estamos haciendo muchos entrenamientos que además de ir definiendo lo que queremos, nos está sirviendo para conocernos», explica Urdiales.
A la espera de que se resuelva la incorporación definitiva de Pablo Mínguez, el grupo ya perfila su hoja de ruta. «Seguramente será esta semana cuando se quede todo listo. Era un tema que nos tenía un poco preocupados y esperamos que a partir de la próxima semana esté disponible para trabajar con el resto de los compañeros», detalla el técnico.
El primer test será este domingo en el Trofeo de Ferias frente al Puente Genil, a las 12.00 horas en el Quijote Arena. Le seguirán citas frente al Guadalajara (23 de agosto), un triangular con Cuenca y Guadalajara (29 de agosto), la final de la Copa Diputación (3 de septiembre) y un último amistoso en Alicante (5 de septiembre). Será la única salida de la pretemporada.
El Caserío no quiere renunciar a su identidad pese al salto de categoría. «Espero que sea un equipo guerrero, un equipo que es capaz de remontar, un equipo que cuando las cosas están peores, pues se ayuda más, lucha, pelea, cada balón, cada rebote, cada balón dividido», resume Urdiales, convencido de que esa actitud es «súper importante» en esta nueva etapa.
En lo táctico, el técnico quiere «un equipo alegre, de correr, alegre en defensa, en ataque», aunque deja claro que «si funciona, genial; y si no funciona, probaremos lo que funcione», bromea.
Aunque rehúye hacer pronósticos, el objetivo está definido: lograr la permanencia. «Seguramente entraremos en muchas quinielas para estar en la parte de abajo. El objetivo es la salvación y para conseguirlo, el primer paso es intentar ganar en Irún en la primera jornada», señala. Y apunta a favoritos: «No quiero decir nombres, pero Barcelona, Granollers, Torre de la Vega, son equipos que van a estar seguramente un peldaño por encima de los demás, pero espero una gran igualdad».
La respuesta de la afición ha sido inmediata. Ya rozan los 2.000 socios, un dato que no sorprende al entrenador. «Sabía que las 5.000 personas que llenaron el Quijote en los últimos partidos de liga iban a quedarse para llevarnos en volandas en esta temporada en Asobal».
Esa pasión también ha prendido en la base. «Sin lanzar ningún tipo de campaña, ha habido un gran crecimiento en la escuela, donde ya hay inscritos cerca de 250 niños», destaca Urdiales. «Realmente es alucinante que haya tantos niños queriendo jugar a este deporte y tantas familias confiando en este proyecto deportivo».
Uno de los nuevos rostros del equipo, Sergio López, también ha quedado impresionado con el recibimiento: «La acogida desde el primer día ha sido extraordinaria. Lo único que te queda a ti como jugador es dar el 100?%», asegura. El club, añade, «nos está poniendo todas las facilidades para estar concentrados en jugar».
Mientras la cuenta atrás para el debut oficial continúa, en Ciudad Real se respira ilusión. Como resume Urdiales, «con la humildad de siempre, trataremos de ser un equipo reconocible y de pelear todos los partidos».